Hinojosa lleva a escena por primera vez una obra teatral de Torrente
Gonzalo Torrente Ballester ejerció muchos años de crítico teatral y escribió en su juventud media docena de obras dramáticas. Pero su pasión por la escena nunca fue correspondida: cuando se publicaron, en plena posguerra, sus textos pasaron inadvertidos y ninguna compañía profesional los representó hasta hoy. El director y actor Joaquín Hinojosa llevaba 14 años buscando financiación para el montaje de una de esas obras, Atardecer en Santa Elena, con la aquiescencia del propio Torrente, quien, sin embargo, ya había abandonado toda esperanza. "No seamos ingenuos, yo no lo veré", acostumbraba a decirle al escritor gallego. Y no se equivocó: hace un año, Hinojosa consiguió el patrocinio de la Generalitat valenciana, y Torrente murió cinco semanas después. El montaje se estrenó anoche en A Coruña. El próximo día 16 se escenificará en el teatro Principal de Valencia. "Esta obra es un Rubicón para mí", confiesa Hinojosa (Madrid, 1951), actor de teatro, cine y televisión, director de escena y adaptador y traductor de Ionesco, Beckett y Voltaire, entre otros. Catorce obstinados años buscando un productor para su proyecto convirtieron Atardecer en Santa Elena en una obsesión personal. "Tras el fallecimiento de Torrente, algunas instituciones que antes habían rechazado el proyecto me llamaron para ofrecerme la producción".
Fervoroso lector de Torrente, Hinojosa desconocía su faceta teatral hasta que descubrió sus obras - ya descatalogadas- en una feria de libros antiguos. Tras entablar contacto con el escritor, decidió representar la última de sus piezas teatrales, escrita en 1947, Atardecer en Longwood, título que, de común acuerdo, decidieron cambiar por el que ahora se utiliza para el estreno. La pieza narra una anécdota, rigurosamente histórica, que vivieron Napoleón y la exigua corte de opereta que le acompañaba en la isla de Santa Elena, donde le confinaron los ingleses tras la derrota de Waterloo. La obra ilustra las mezquindades y el ambiente de degradación moral que corroe la monótona existencia del amo de Europa y del exiguo círculo de militares y cortesanas que le permanecen fieles.
Babelia
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