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Aznalcóllar, en las antípodas

Aznalcóllar y Adelaida están separadas por unos 20.000 kilómetros. La capital de Australia del Sur se levanta justo en las antípodas del municipio sevillano pero, gracias a Internet, la distancia no ha sido obstáculo para que Susanne Wood eligiera la catástrofe de Doñana como tema para su tesis de licenciatura.A principios de año, algunos de los periodistas españoles que se ocupan de temas ambientales recibieron un correo electrónico de Susanne, en el que solicitaba ayuda para poder redactar su tesis. Esta alemana, de 31 años, y afincada en Australia desde 1991, se había decidido por un tema de licenciatura que combinara los dos campos en los que cursa estudios universitarios: español y medio ambiente. La rotura de la balsa minera de Aznalcóllar, y su repercusión en la prensa nacional, cumplía esa condición.

Lo primero que necesitaba era un medio de comunicación español, que hubiera seguido el tema en profundidad, desde el primer momento y que fuera accesible desde la Universidad Flinders de Australia del Sur. Susanne se decidió por la edición electrónica de EL PAÍS, un periódico que conocía, porque la versión impresa se recibe en la Australian National University Library.

Ya que en la web del EL PAÍS Digital sólo se mantienen los números de los siete últimos días, solicitó el envío de una selección de noticias, relativas a este suceso. Reunió 90 informaciones, y completó la materia prima de su tesis con la documentación que también le remitió el Centro de Estudios de Información Ambiental. Esta institución, con sede en Barcelona, se ocupa de analizar la presencia de este tipo de noticias en diferentes periódicos del país.

A partir de ahí, Susanne trató de demostrar, y éste era el objetivo último de su tesis, "que la salud ambiental depende, hasta cierto punto, de la opinión pública, que a su vez está condicionada por lo que ofrecen los medios de comunicación".

A su juicio, y así se recoge en la tesis, "el periódico supo combinar diferentes métodos de comunicación en las distintas fases de desarrollo del desastre, aunque aparentemente fueran métodos contradictorios". De esta manera, atrajo la atención de públicos variopintos, "porque no es lo mismo dirigirse a un especialista que a un adolescente".

En un primer momento se trataba de captar la atención de los lectores, y por eso, inicialmente, se produjo un crecimiento constante de las informaciones, en las que predominaba el tratamiento "dramático", destacándose aquellos aspectos "tangibles del suceso". Abundaban los temas "relacionados con el impacto ambiental y las tareas de limpieza", y se recurría, con frecuencia, "al punto de vista de los ecologistas". A partir de la tercera semana, el tratamiento de la información cambió. El número de noticias decreció y empezaron a aparecer "aspectos menos tangibles, más conceptuales". El "lenguaje emotivo" se moderó, y la tragedia comenzó a abordarse desde múltiples perspectivas, incorporándose análisis científicos más solventes.

En definitiva, añade Susanne Wood, "este tipo de trabajos podrían servir para que los medios de comunicación ajustaran mejor su oferta de información ambiental, de manera que se fuera perfeccionando la educación ambiental del público".

A la tesis, leída y pendiente de calificación, le falta, según su autora, "un sondeo de opinión entre los lectores del periódico", pero confía en obtener una beca para continuar el trabajo de investigación, aunque sea a 20.000 kilómetros del lugar de la catástrofe.

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