El fin de la tregua

Mi nombre es Aitor y como joven vasco me siento obligado a expresar mi opinión en unos momentos tan duros.Durante toda mi vida he convivido con la violencia, descubriendo tras la reciente tregua el verdadero significado de la palabra paz. Con anterioridad a la misma, lo único que consiguieron los autoproclamados libertadores de Euskal Herria fue teñir con sangre el orgullo y cultura de Euskadi, llegando al extremo de ser consciente de que mi propio nombre provoca rechazo y temor.

Cuando parecía, por fin, que la razón les acompañaba, cuál fue mi sorpresa; todas las esperanzas de la sociedad vasca, rotas. Me sentí como un niño, que repentinamente madura y abre por primera vez los ojos abrumado, con una angustiosa sensación de incomprensión. Sinceramente desconozco la reacción de la sociedad vasca si finalmente ETA cumple su amenaza, no soy tan vanidoso como ellos, que hacen de su voz la del pueblo vasco, pero sí puedo asegurar que carezco de lágrimas que borren el dolor de una sola muerte más en nombre de la falsa libertad, no pudiendo limpiar ya nadie mi nombre de esa sombra. Lo único que demostrará ETA será su total carencia de razón, quedando sepultada bajo la oscura mano de la irracionalidad.- . .