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Entrevista:

"Pertenecen a dos mundos"

Pregunta. Descubiertos en 1991 por investigadores japoneses, ¿no corren los nanotubos el riesgo de quedarse en nada, como los fulerenos?Respuesta. No. Es un nuevo capítulo de la ciencia de los materiales que se acaba de abrir. Contrariamente a lo que ocurrió con los fulerenos, este asunto no está agotado. Las cifras hablan por sí mismas. En 1995, en Francia, sólo había dos o tres laboratorios que se ocuparan de este asunto, Hoy día, contamos con unos 35 laboratorios que representan una comunidad de por lo menos 200 investigadores. Europa no va a la zaga. Hemos coordinado, junto con un irlandés, un belga, un alemán y un español, un programa de 241 millones de pesetas en cuatro años. Se acaban de lanzar otros cuatro, por un valor total de unos 1.014 millones de pesetas, para el período 2000-2003.

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P. ¿Cuáles son las razones de este entusiasmo?

R. Hay básicamente dos. La primera tiene que ver con la naturaleza en sí de estos objetos, tubos huecos de tamaño microscópico. Si los consideramos desde el punto de vista de su longitud, pertenecen al mundo macroscópico y obedecen a las leyes de la física clásica. Si, por el contrario, los consideramos desde el punto de vista de las dos otras dos dimensiones, del orden de millonésimas de milímetro, se convierten en parte integrante del nanomundo y obedecen a las reglas de la mecánica cuántica. A esta doble pertenencia al mundo macroscópico y al de lo infinitamente pequeño, se añade una segunda razón que justifica el entusiasmo de los investigadores. Este tema de investigación afecta a varias disciplinas e interesa a la vez a físicos, químicos, biólogos y especialistas en materiales e ingeniería de procedimientos.

P. ¿Entonces, los nanotubos serían sólo un tema de investigación básica?

R. Desde luego que no. La investigación básica y la investigación aplicada están en el centro del debate. Por otra parte, el movimiento es tan poderoso que la industria empieza a interesarse por las asombrosas propiedades de estos minúsculos objetos, moléculas en forma de caja, y su comportamiento electrónico y eléctrico, resistencia mecánica, flexibilidad y ligereza, dejan entrever numerosas aplicaciones.

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