"Rodríguez, lo conseguimos"

José María Aznar entró en La Moncloa el 5 de mayo de 1996, tras jurar su cargo de presidente del Gobierno ante el Rey, apretando febrilmente los muchos botones que encontró en el interior del Mercedes presidencial que le recogió en La Zarzuela. Lo hizo riéndose abiertamente, alegre y con la única compañía de Miguel Ángel Rodríguez, quien durante 11 años fue algo más que su jefe de prensa. Fue entonces, tras invitarle a traspasar en su comitiva oficial el umbral de La Moncloa, cuando Aznar le confesó con satisfacción: "Rodríguez, lo conseguimos". Ése fue el gran honor que le dispensó según reveló ayer Rodríguez en la presentación del último libro sobre el líder del PP: Aznar. La vida desconocida de un presidente.Rodríguez fue la gran estrella del alumbramiento del libro de 645 páginas -"80 menos que El Quijote", para asombro de Raúl del Pozo, copresentador- producido por el matrimonio de periodistas José Díaz Herrera e Isabel Durán sobre Aznar. Ambos han firmado, entre otros títulos políticos La rosa y el bastón, El saqueo de España o Pacto de silencio, sobre los escándalos descubiertos en el último mandato de Felipe González. A la presentación asistieron los ministros Ángel Acebes, Rafael Arias-Salgado y Jesús Posada, y los secretarios de Estado Pedro Antonio Martín Marín y José María Michavila.

Rodríguez aprovechó su primer acto público de contenido político tras dejar la secretaría de Estado de Comunicación, hace más de año y medio, para retornar a sus esencias: "No saber callar", según dijo. Fue así como se le agolparon los recuerdos más íntimos de su etapa junto al líder del PP.

Un ejercicio de memoria que sintetizó en dos momentos singulares. Uno en febrero de 1988, cuando siendo aún un mero barón en Castilla y León, Aznar acudió al club Siglo XXI y preguntó en alto: "¿Estamos mejor ahora que hace año y medio?". Rodríguez sostiene que con esa cuestión Aznar lo que quería era llamar la atención sobre los desastres electorales constantes que sufría Alianza Popular. El segundo instante especial fue el del día de la jura del cargo de presidente ante el Rey. Rodríguez no comprende cómo no se permitió la asistencia a ese acto de Ana Botella y desveló, jocoso, que cuando ambos iban desde La Zarzuela a La Moncloa al Mercedes presidencial se le cayó el banderín.

El ex jefe de prensa de Aznar, ahora al frente de una empresa de publicidad, no desperdició la ocasión para ensalzar las virtudes del presidente del PP al arriesgarse a coger en esas condiciones al partido y transformarlo. Como también valoró su arrojo, su capacidad obsesiva para trabajar, su mentalidad, no fría sino equilibrada, y su actitud autocrítica permanente para conducir España. Rodríguez no entiende bien cómo alguien puede censurar a Aznar por todo lo que hace y lo que no hace.

Le tildó de "osado" y fue así como contextualizó su valor al resistir, con cierta sonrisa, las llamadas de presión que recibió nada más aterrizar en La Moncloa: "Las primeras eran de unos que avisaban de que duraría tres meses. Las segundas, de otros para recordarle que si estaba allí era gracias al trabajo que habían hecho ellos y sólo ellos. Las terceras, entremezcladas, para que unos y otros, tuvieran parte del botín. Las cuartas, para preguntarse horrorizados por qué se estaba repartiendo el tesoro. Y las quintas, para intimidarle con todo tipo de malos augurios".

Los autores se defendieron ante las críticas que ya vaticinaron al libro por ser muy favorable al protagonista. Díaz Herrera consideró la novedad más relevante del texto que Aznar impusiese a Manuel Fraga la condición de asumir la presidencia del PP para ser su candidato a la presidencia del Gobierno. Al parecer, Fraga quería a Isabel Tocino al frente del partido.