_
_
_
_

Amplios sectores de Marruecos empiezan a reclamar las primeras elecciones limpias

Todos los partidos políticos de Marruecos coinciden en que las últimas elecciones legislativas, a finales de 1997, fueron manipuladas. Pero el consenso se resquebraja cuando les toca pronunciarse sobre la oportunidad de convocar anticipadamente a los marroquíes a las urnas. Los partidarios de adelantar los comicios son, sin embargo, cada vez más numerosos, aunque algunos temen que el escrutinio revele el gran predicamento de los islamistas. La decisión de disolver las cámaras corresponde exclusivamente al rey Mohamed VI.

Los marroquíes los llaman los "partidos cocotte-minute" (olla exprés) porque el anterior ministro de Interior, Dris Basri, los confeccionaba en el poco tiempo que dura la cocción. La Cámara baja del Parlamento de Marruecos está plagada de pequeñas formaciones artificiales creadas por el todopoderoso Basri para colocar a algunos de sus hombres o maniobrar a través de ellos.Pero no sólo la existencia de estos partidos, que han empezado ya a desintegrarse, alteró el juego democrático. El hombre de confianza del rey Hassan II manipuló directamente las urnas. Lo hizo por última vez hace dos años para lograr una correlación de fuerzas con la que el difunto jefe del Estado pudiese llevar a cabo esa alternancia a la marroquí que supuso, en marzo de 1998, el nombramiento de un primer ministro socialista, Abderramán Yusufi, al frente de un Gobierno con 41 carteras y respaldado por una coalición de ocho partidos.

"¿Hay en este Parlamento alguien que se atreva a afirmar que accedió a él a través de las elecciones?", se pregunta Jalid Yamai, miembro del comité ejecutivo del Istiqlal, un partido de corte nacionalista y conservador que forma parte de la coalición gubernamental. Y se contesta a sí mismo: "Juro que nadie ha conseguido un escaño sin que Basri lo haya querido, sin que el rey lo haya querido".

Cuatro meses después de la muerte del rey y dos semanas después de la destitución de su fiel servidor Basri, se levantan cada vez más voces para denunciar un Parlamento trucado y exigir elecciones limpias. "El cambio", escribía Ahmed Benyelloun en el semanario La Gazette du Maroc, "exige muchas medidas, pero, en primer lugar, una reforma constitucional democrática, la disolución de las cámaras falseadas, la organización de elecciones libres y sinceras que nos conduzcan a una auténtica alternancia". Alí Lemrabet, el periodista que convirtió el semanario francófono Le Journal en el más vendido, no hace un discurso tan grandilocuente: "Es simplemente necesario que sepamos cuál es el peso real de cada partido". "Es indispensable que después tengamos un Gobierno que emane de la mayoría parlamentaria".

Dos temores

La convocatoria de elecciones antes de tiempo provoca dos temores entre la clase política marroquí. La vieja guardia, perteneciente generalmente a los grandes partidos, teme ser barrida por el cambio y perder su escaño. La mayoría confiesa además su preocupación por la irrupción de los islamistas en el hemiciclo. Basri propició la entrada en 1997 de los más moderados, el Partido de la Justicia y del Desarrollo, a los que otorgó nueve diputados. Los radicales de Justicia y Caridad no pudieron presentarse."Cuando en un país como el nuestro, asolado por la pobreza, una formación se presenta con la etiqueta social, como lo hacen los islamistas, le será fácil cosechar votos", vaticina Mohand Laenser, del partido bereber Movimiento Popular.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

"Disponemos en cada pueblo del Reino de numerosos militantes", señala Nadia Yassin, la hija del fundador de Justicia y Caridad, que asegura que está fuertemente implantado en todo el país y no sólo en las ciudades, como los partidos tradicionales. Jalid Yamai no comparte el temor a la marea islamista. "La gran sensibilidad social de Mohamed VI, su preocupación por los pobres, por los minusválidos, sus visitas a orfanatos, a hospitales, está contribuyendo a restar influencia a los islamistas". La Constitución de 1996 otorga al rey la facultad de disolver las cámaras. ¿Lo hará antes de que concluya la legislatura, en el 2002? Buena parte de la clase política así lo cree porque la apertura que fomenta no sería creíble si no lo hiciese. Los que sí van a acudir ya a las urnas son los saharauis. Mohamed VI ha reactivado el consejo consultivo real para el Sáhara, que creó su padre en 1981, y desea ahora que sea elegido por sufragio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_