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LA CUMBRE DE SEATTLE

Europa ofrece abrir más sus mercados a los países pobres para salvar la Ronda del Milenio

Fernando Gualdoni

ENVIADO ESPECIALLa Ronda del Milenio de la Organización Mundial del Comercio (OMC) arranca hoy con la presencia de delegaciones de 134 países en la ciudad estadounidense de Seattle, en medio del pesimismo generalizado tras el fracaso de meses de negociaciones en Ginebra para pactar una agenda que permita salvar la reunión más importante que el mundo haya organizado jamás sobre liberalización de los intercambios comerciales en el planeta. Conscientes del peligro de fracaso, los responsables de la Unión Europea (UE) presentes en Seattle hicieron un gesto de buena voluntad el domingo por la noche, y anunciaron que están dispuestos a abrir más sus mercados a los países pobres.

Desde hace semanas y con discreción, la UE intenta convencer a Japón, Estados Unidos y Canadá de que le sigan en este gesto. "Espero cerrar un acuerdo de la tetralateral [en referencia a la UE, EEUU, Canadá y Japón] en las próximas horas, o en los próximos días", declaró Pascal Lamy, el comisario europeo encargado de Comercio. "[Este pacto] proporcionaría la masa crítica necesaria" para que la reunión fuese un éxito, según Lamy, quien precisó: "Japón está cerca del acuerdo, Estados Unidos repasa algunos detalles y Canadá sigue estudiando la cuestión". Según el responsable de comercio de la UE, tan sólo el 1% de las exportaciones de los países pobres seguirían siendo gravados por aranceles no negociables.

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Sensación de fracaso

A pesar de este anuncio, el rumor de que la reunión fracasará antes de empezar es muy fuerte aquí en Seattle, y en los pasillos de la convención se repite, de una forma u otra, la idea que expresó con precisión el ministro de Asuntos Exteriores brasileño, Luis Felipe Lampreia: "Las rondas preparatorias fallaron por completo, los participantes están en total desacuerdo y todo indica que el martes [por hoy] habrá que empezar de cero otra vez."Fuera del Centro de Convenciones, mientras tanto, numerosos grupos de manifestantes en el centro de la ciudad se muestran más radicales que el ministro brasileño a la hora de solucionar los problemas del comercio mundial y piden lisa y llanamente la eliminación de la OMC.

Pocas dudas caben acerca de que la agricultura será el tema estrella, y en el que la Unión Europa se verá más en apuros, por su amplio y generoso sistema de ayudas a los agricultores.

Los servicios, el otro tema pendiente de la Ronda de Uruguay, la última organizada por este organismo, cuando todavía se llamaba Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT), también está en la agenda. De todos modos, los acuerdos sobre el sector servicios se anticipan mucho menos polémicos que los de agricultura, puesto que cada país puede elegir qué subsector liberalizará e incluso puede abrir un poco más alguno que ya está preparado para la competencia externa sin ponerlo en verdaderos aprietos, como los servicios bancarios y financieros, telecomunicaciones y transporte.

Pero la liberalización agrícola es un sector difícil de negociar. Estuvo a punto de hacer fracasar en su momento a la Ronda de Uruguay y fue por ello que se aparcó entonces. Ahora, cinco años después de que finalizaran aquellas negociaciones que duraron casi ocho años, el tema vuelve a ser la mayor amenaza de esta nueva ronda.

Los acuerdos sobre agricultura se prorrogaron gracias a una cláusula de paz que impide a un miembro de la OMC denunciar a otro por proteccionismo en el sector y que expira en el año 2003.

No obstante, a los países en vías de desarrollo no les interesa enfrentarse en el seno de la OMC. Es un proceso largo y muy costoso; los países pobres tienen pocas armas para ganarlo y en poco puede beneficiarles. Así que preferirán amarrar el tema ahora que cuentan con el apoyo estadounidense.

La rígida postura de EEUU y el grupo de Cairns (15 países agroexportadores encabezados por Australia) ha puesto a la UE contra la espada y la pared. No le han dejado salida y a ello muchos expertos atribuyen el estancamiento de las negociaciones. Todos los países en vías de desarrollo, el 75% de los miembros de la OMC, vienen a por el derribo de las subvenciones agrícolas de la UE.

Estos países se sienten ahora mucho más fuertes para presionar de lo que lo eran durante las negociaciones de la Ronda de Uruguay y además vienen en bloque. Así, se espera que la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (11 países), el Mercosur (cuatro miembros plenos y dos asociados), la Comunidad Andina (cinco países) y toda Centroamérica y el Caribe apoyen la postura de EEUU contra la UE.

Mano a mano con Japón

No obstante, también están dispuestos a ir contra las propias subvenciones agrícolas estadounidenses. Habrá en este punto un claro mano a mano entre la UE y Japón frente a EEUU, y otro entre cada unos de éstos por separado y los países en vías de desarrollo.Los países más pobres vienen con una agenda clara. No habrá una mayor liberalización del comercio mundial mientras no se pacte el desmantelamiento de las subvenciones agrícolas de los países ricos y se aceleren las reducciones de los aranceles en los productos textiles ya pactadas. Según los países pobres, la UE y EEUU sólo han eliminado en un 5% las restricciones a las importaciones de textiles. No obstante, el sector textil de la UE acusa a los grandes exportadores textiles de mantener sus propios mercados cerrados a los productos europeos.

La situación es complicada, pero más lo es para la propia OMC, que se juega a partir de hoy su credibilidad. Si la organización no logra allanar el camino para una ronda de negociaciones que avance al menos en los puntos que no fueron sellados tras la Ronda de Uruguay, su existencia será muy cuestionada.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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