New Art demuestra que el arte contemporáneo no asusta al público
Nunca llueve a gusto de todos. El mundo de la comercialización del arte es complicado. Bajo la pátina de actividad cultural se mueven los mismos mecanismos que en cualquier transacción económica. Pero, a pesar de las diferentes objeciones y matices, para la mayoría de galeristas participantes en New Art, que ayer se clausuró en el hotel Barceló-Sants, el análisis de los tres días de feria ha sido positivo. Por las habitaciones y los pasillos de la primera planta del hotel, en donde exponían más de 50 galerías españolas y de Quebec, han pasado 10.000 visitantes, los mismos que en la pasada edición."Todo depende de los objetivos que te marques, si consideras los gastos de la feria como una inversión publicitaria y consigues más o menos amortizar el coste de la habitación, pienso que nos podemos sentir satisfechos porque los contactos que realizas con los visitantes pueden ser el germen de futuras ventas", comentaba ayer Eduard Duran, uno de los responsables de la galería Tres Punts. A juicio de Alicia Ventura, de Art al Rec, la feria ha dejado una buena sensación. "Consideramos positivo New Art porque ofrece la posibilidad de abrir nuevos mercados y nuevos clientes. Muchos visitantes descubren que se puede comprar arte contemporáneo a precios asequibles". Santi Erill, de La Xina Art, galería gestionada por un colectivo de artistas que presentaba un montaje de grupo, también mostraba su satisfacción. "A la gente le ha gustado lo que hemos hecho y nosotros lo hemos pasado bien. Éstos eran nuestros objetivos".
Sergi Sánchez, de la galería Metropolitana, afirmó: "El nivel de ventas podría ser mejor, pero si consideramos nuestra presencia como una promoción de la galería lo consideramos positivo por la gran afluencia de público".
Aunque los galeristas que medían el éxito por el volumen de ventas no parecían demasiado satisfechos, la mayoría de participantes destacaba como elementos positivos de esta cuarta edición de la feria la gran afluencia de público, entre el que se encontraba una importante representación de visitantes jóvenes, entre 20 y 25 años, y la posibilidad de llegar a un público que habitualmente no se acerca a las galerías pero que potencialmente es comprador de arte contemporáneo.
Carles Taché, galerista y presidente de Art Barcelona, entidad organizadora de la feria, se mostraba también satisfecho. "Desde nuestra organización decidimos abandonar el victimismo del arte y encarar el futuro con propuestas. Esta es una de ellas, que pienso que supone un importante acercamiento del público al arte contemporáneo".
A juicio de Taché, el camino de las intervenciones en el hotel tiene que ser singular. "Sobre todo para los galeristas de Barcelona, que tienen que aceptar como un reto su participación".
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