Una laborista pone fin a 9 años de Gobiernos de derechas en Nueva Zelanda
La mayoría de neozelandeses votó a favor del cambio en las elecciones legislativas de ayer. Después de nueve años de Gobierno conservador, el Partido Laborista se alzó con la victoria al obtener el 38,9% de los votos. Por primera vez en un país occidental, dos mujeres han librado una batalla electoral para ocupar el puesto de primer ministro: la laborista Helen Clark y la conservadora Jenny Shipley. También fue en Nueva Zelanda donde las mujeres tuvieron el derecho a ejercer el voto por primera vez en el mundo. Ocurrió en 1893.
Helen Clark, líder del Partido Laborista, sustituirá al frente del Ejecutivo a la conservadora Jenny Shipley, hasta ahora primera ministra y cabeza de lista del Partido Nacional. Esta última ha sido la perdedora en la contienda electoral al no haber alcanzado, junto con su partido, los votos necesarios para formar Gobierno. Obtuvo un 30,7%. Al conocer su victoria, Helen Clark declaró que "Nueva Zelanda ha votado por un cambio de dirección en su Gobierno", y que se siente "orgullosa de ser la primera ministra escogida en las urnas".
Jenny Shipley, de 50 años, casada y con dos hijos, accedió al cargo de primera ministra al reemplazar al primer ministro Jim Bolger por problemas internos del partido, hace dos años. Durante su etapa al frente del Gobierno, Shipley no ha conseguido el crecimiento económico anual deseado, ni tampoco reducir la inflación, ni disminuir la deuda externa. La economía de Nueva Zelanda había atravesado un periodo de bonanza de 1993 a 1997. La imagen de tecnócrata alejada de los problemas cotidianos de los ciudadanos, junto con el estancamiento económico, no ha favorecido en absoluto a la candidata, que ya partió como perdedora desde el inicio de esta campaña. Las privatizaciones, las medidas de soporte a la pequeña y mediana empresa para su racionalización económica, así como la reducción de impuestos, han sido los ejes centrales del programa del Partido Nacional.
Por el contrario, los laboristas, con Helen Clark a la cabeza, han convertido la política social en el mascarón de proa de su nave electoral. Según su programa, de perfil claramente socialdemócrata, sanidad, educación pública, transportes, seguro de desempleo, nuevos impuestos para las rentas más altas y creación de empleo serán prioridades en este país de 3,7 millones de habitantes, con una tasa de desempleo del 15% entre los maoríes y los aborígenes, y de un 5,1% entre el resto de la población.
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