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Aznar cree que Arzalluz quiere arrancar al PSOE promesas que no logra del Gobierno

Luis R. Aizpeolea

El jefe del Gobierno, José María Aznar, confirmó ayer su malestar por la cita celebrada entre los líderes del PSOE, Joaquín Almunia, y del PNV, Xabier Arzalluz, y marcó distancias con los socialistas sobre el proceso de paz. Aznar, en tono irónico, dijo que "agradecía" a Arzalluz su advertencia de que "no se consigue nada" con el Gobierno "si se quieren vulnerar las reglas de juego", matizó. Y añadió, en alusión al PSOE: "[Si el PNV] entiende que con otros grupos puede pescar peces que no hay en este río, ése es su problema".

Es la primera vez que Aznar expresa claramente sus reticencias sobre la actitud del PSOE en el proceso de paz del País Vasco, el único aspecto de la política interior cuya estrategia comparten los dos principales partidos españoles. El jefe del Gobierno hizo estas reflexiones en una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro finlandés, Paavo Lipponen, y se limitó a reiterar la posición de firmeza de su Gobierno sobre la manera de ejercer la negociación con ETA y los nacionalistas -"sin vulnerar las reglas de juego o la superación de la construcción del Estatuto de Gernika"- y apuntó cierta ambigüedad en la posición del PSOE. "Nos evitamos confusiones", dijo aludiendo a las acusaciones de falta de flexibilidad ante el proceso de paz que Arzalluz le dirigió tras reunirse con el máximo responsable del PSOE.Sin embargo, el ministro portavoz del Gobierno, Josep Piqué, sí fue más explícito sobre el malestar que ha creado en La Moncloa el almuerzo entre los líderes del PNV y PSOE. Sólo una hora antes, tras la sesión del Consejo de Ministros, había lamentado que Almunia no hubiera informado a Aznar de su reunión con Arzalluz en el ámbito de la comunicación existente entre ambos partidos para seguir el proceso de paz. No obstante, admitió que la información había funcionado por el canal habitual que mantienen el secretario general de la Presidencia, Javier Zarzalejos, y el secretario de Comunicación del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

El ministro portavoz aventuró, incluso, que la intención de Almunia y Arzalluz, con la celebración de su reunión, no sería otra que "aislar" al Gobierno. Pero apuntó que esa estrategia podría volverse contra ellos, porque "el Ejecutivo se encuentra acompañado por la inmensa mayoría de la sociedad". En La Moncloa existe la convicción de que, para Aznar, sacarse la foto con Arzalluz puede ser bueno de cara al País Vasco, pero negativo respecto al resto de España.

Piqué añadió otra interpretación a la reunión: el PNV, "en su intento de desbordar la legalidad", se aprovecha de las "urgencias electorales" del PSOE. "Cada uno que asuma su responsabilidad y sepa lo que se está jugando", puntualizó. Pero, a renglón seguido, suavizó esta versión. "Estoy seguro de que el señor Almunia no caerá en la trampa de que los ciudadanos piensen que si el señor Arzalluz habla con él es porque le concede cosas".

La reunión con el CEV

Por su parte, Aznar mostró su extrañeza por el comunicado que el Círculo de Empresarios Vascos difundió tras la reunión que mantuvo con ellos en Bilbao el pasado martes. En dicha nota se le pedía "arrojo político" y más diálogo en el proceso de paz. "Es el ejemplo de una reunión en la que uno no sabe si ha estado o no ha estado", dijo el presidente.A renglón seguido, dio su versión: "Vi suficiente consenso sobre cuestiones importantes, como la necesidad de que el marco institucional en el País Vasco sea estable, esté basado en el Estatuto, en el Concierto Económico, sobre el que hubo un importante acuerdo. Sobre la necesidad de no cambiar los objetivos [del proceso de paz] hubo también bastante acuerdo. Al menos en la reunión en la que estuve".

El presidente del Gobierno volvió a rechazar ayer que su estrategia sea inmovilista y recordó los pasos que se han dado tras la declaración de tregua de ETA: acercamiento de presos etarras a las cárceles vascas; oferta de retorno a los exiliados; apertura del diálogo con la banda y puesta en marcha de la ley de víctimas del terrorismo.

Aznar no quiso interpretar las razones del comunicado de los empresarios vascos, pero sí lo hizo Piqué, que hace meses acudió al mismo foro. A su juicio, los empresarios vascos están acuciados por la prisa y el temor a que se pierda la oportunidad de la paz. "El proceso de paz no es para impacientes. Nadie debe tener más prisa de la necesaria porque ya se sabe que hay momento de impasse. Pero no por eso debemos pasar al pesimismo", dijo.

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