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Prohibido acosar por Internet

Un juez de Barcelona ha ordenado a un novio despechado que se abstenga durante cinco años de dirigir "comunicaciones verbales o escritas por cualquier medio, oral, fax, telefónico, Internet, etcétera" a la que fue su prometida. Eso, o que se atenga a las consecuencias, que no serán otras que su ingreso en prisión. Con esta resolución singular, el magistrado Santiago Vidal, titular del Juzgado de lo Penal número 3, ha sentenciado el caso de José María Ros Martínez, de 23 años y vecino de Barcelona, quien, según la sentencia, no ha parado de perseguir y amenazar a su ex novia, Natalia C. S., de 20 años, desde que ésta decidió dejar de serlo en mayo de 1998.

Otra juez de Barcelona ya condenó a Ros en el mes de septiembre de aquel año a 40.000 pesetas de multa por amenazar a la misma mujer, pero lejos de cejar en su actitud, el hombre inició entonces un verdadero acoso a su ex prometida, según recoge la nueva sentencia condenatoria.

Así, el juez declara probado que entre octubre de 1998 y enero de 1999 amenazó a la chica y a sus familiares en la puerta de la salida de su casa, llamándoles por teléfono o persiguiéndolos a todas partes. En una ocasión, el acoso llegó hasta la facultad en la que ella cursaba sus estudios, donde hubieron de interrumpirse las clases porque el hombre no paraba de tirar piedrecitas a los vidrios. Ahora el juez le ha impuesto un año y tres meses de cárcel por un delito continuado de amenazas y otros nueve meses por desobediencia a los requerimientos judiciales para que cesara en su actitud. Además, se le condena al pago de varias multas que suman 51.000 pesetas, a que indemnice a la ex novia con otras 500.000 por la patada que le propinó en una ocasión. También debe pagar una puerta que rompió en una ocasión. El acusado se conformó con el fallo en el juicio, por lo que la condena ya es firme.

El juez le concede la suspensión condicional de la pena siempre que durante cinco años no se acerque a la ex novia, sus padres y hermanos a una distancia no inferior a 100 metros cuando estén en lugares públicos o en su domicilio. Y a que cese en su acoso escrito, incluido Internet.

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