Caneda y Pérez, dos sueldos y dos descensos

Augusto César Lendoiro está a punto de llegar más lejos que ningún otro presidente. Ahora sólo dos máximos dirigentes, Javier Pérez y José María Caneda, del Tenerife y Compostela, respectivamente, ambos descendidos a Segunda División, cobran por sus cargos. Francisco Roig, mientras fue presidente del Valencia, llegó a percibir una retribución de 35 millones anuales en concepto de gastos de representación. Este capítulo se cerró cuando Roig fue sustituido por Pedro Cortés.En los casos del Tenerife y del Compostela fueron sus juntas de accionistas las que aprobaron hace cuatro años la retribución económica a sus presidentes. Javier Pérez cobra en la actualidad unos 32 millones anuales, medida que justificó por su plena dedicación al club.

El Compostela es más comedido a la hora de remunerar a su presidente. Caneda percibe anualmente unos 10 millones. "Es la condición que puse para ser presidente", explicó Caneda cuando accedió al cargo después de que el club se convirtiera en sociedad anónima. No obstante, a diferencia de lo que ocurrirá en el Deportivo, el sueldo de Caneda y Pérez no está contemplado en los estatutos de sus respectivos equipos. Y tampoco están catalogados como presidentes profesionales.

En Primera, ningún presidente recibe ahora sueldo alguno, aunque este concepto, en la mayor parte de los casos figure encubierto en el capítulo de "gastos del Consejo de Administración". La Ley de Sociedades Anónimas Deportivas abrió la vía de la posible retribución de sus directivos, ahora en calidad de consejeros. Hasta entonces era ilegal que recibiesen dinero por ejercer su cargo, situación que se mantiene para los clubes que no son sociedades anónimas (Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna).

Caso aparte son aquellos clubes en los que sus presidentes son accionistas mayoritarios: Jesús Gil, en el Atlético; Alfonso Solans, en el Zaragoza; Manuel Ruiz de Lopera, en el Betis; la familia Fernandez Fermoselle, en el Valladolid; y Teresa Rivero, en el Rayo, propiedad de su marido, José María Ruiz-Mateos.