Freda o humida
La celebración moderna, el 25 de noviembre, del Día Internacional Contra la Explotación de la Mujer se asienta sobre una antiquísima fiesta valenciana de rasgos femeninos: hoy es santa Caterina, paisana de Cleopatra, cristianización de Hécate. Un hito destacado para el calendario natural, al aumentar el frío ("Per Santa Caterina, la neu per veïna") y para el agrícola, al clausurar la siembra ("Per santa Caterina, si tens blat, fes farina") e inaugurar la campaña de la aceituna ("Per santa Caterina, l"oli és a l"oliva").Se adivina por los indicios una diada de primer orden; santa Caterina tiene templos en Valencia -donde su campanario lunar mantiene un secreto idilio a voces con el solar Miquelet-, Alzira, Vilamarxant... fiestas en Jarafuel, Xert, Teulada... ferias en Monòver y Vila-real y en Vinaròs y Xàtiva: la festa de les Caterinetes, las niñas escolares. En Agres cantaban sin conocer la relación con la jornada: "Estes Caterinetes/ van per la paga/ i si no els donen res/ s"en va a casa". Son canciones de acapte y de petición de ofrendas, típicas también del pasacalle de Xàtiva: "Les Caterinetes juguen a boletes, /els Caterinots juguen a bolots".
En Xàtiva, con torro de gat, y en Vinaròs, con primes o pastissets hay comidas comunales y campestres, entre chanzas a padres y maestros y batallas campales con verduras, como en la Edad Media hacían los estudiantes, que la consideraban patrona. Ágapes colectivos, bromas a superiores y, sobre todo, el protagonismo de los marginados -en este caso doble: por mujeres y por niñas- son ritos propios del carnaval. Las Caterinetes eran un adelanto de la carnalidad; las necesarias acciones desacostumbradas para despertar la natura y que vuelva la vida: las simientes ya están enterradas y han de germinar.