CiU cierra con el Partido Popular un pacto de gobierno en el Ayuntamiento de Tarragona
Convergència i Unió (CiU) se ha decidido finalmente por el Partido Popular (PP) para gobernar en coalición en la ciudad de Tarragona y ha descartado a los socialistas, sus socios en la anterior legislatura. Después de un largo periodo de oficial indecisión y de reuniones aparentemente infructuosas, el alcalde Joan Miquel Nadal ha aceptado las condiciones de los conservadores y el organismo municipal quedará dividido en tres grandes áreas: Urbanismo y Economía para los nacionalistas y Relaciones Ciudadanas para los concejales del Partido Popular.
El pacto de gobierno con el PP se firmará, de forma oficial, en los próximos días y se visualizará con la aprobación de los presupuestos municipales, cuyo debate en sesión plenaria se ha retrasado para incorporar las demandas de los conservadores y cerrar los últimos flecos de la negociación. "Pequeños flecos de última hora", como definió ayer la situación Francesc Ricomà, jefe de filas del PP en Tarragona. La dirección catalana de Convergència dio ayer su visto bueno al pacto alcanzado por Nadal con el Partido Popular.Los conservadores han impuesto a los nacionalistas de CiU un reparto del Gobierno en el que todas las concejalías estarán interrelacionadas "con vistas a conseguir mayor operatividad y efectividad", según Ricomà. La propuesta, aceptada finalmente por Nadal, divide la gestión municipal en tres grandes áreas : Urbanismo, Bienes y Servicios; Promoción Económica y Relaciones Ciudadanas. Esta última recaerá en manos de los cinco concejales del PP una vez superada la inicial oposición de los ediles democristianos de Unió, paradójicamente los más proclives a pactar con los conservadores y arrinconar a los socialistas en la oposición.
Las reticencias de Unió a la propuesta conservadora se basaban en que los concejales del PP desempeñarían las carteras de mayor proyección pública y protagonismo entre la ciudadanía, una acusación que ya hicieron extensiva a los socialistas en el pasado mandato. Los democristianos también se oponían a pactar con los socialistas por temor a que sus ocho concejales limitaran el acceso de Unió a determinadas áreas de poder.
Ha sido precisamente la dificultad de esta reestructuración municipal la que ha provocado el retraso de la sesión plenaria sobre los presupuestos, ya que éstos tendrán que adaptarse al nuevo organigrama. En principio, el pleno debía realizarse esta semana, después se postergó hasta el próximo lunes y finalmente al miércoles.
Negociación con el PSC
El alcalde y ahora parlamentario catalán, Joan Miquel Nadal, ha mantenido desde las pasadas elecciones autonómicas -fecha que él mismo se impuso para ultimar un acuerdo de gobierno- una posición de oficial indefinición, lo que se interpretó como una demostración de fuerza dirigida al PP, sus compañeros de viaje durante los próximos cuatro años.
Así, y pese a que las negociaciones con el PP iban viento en popa desde hacía un mes, Nadal decidió abrir una ronda de negociaciones con todos los grupos municipales. El pasado lunes Nadal todavía mantenía que tanto el PSC como el PP tenían un 50% de posibilidades de formar parte del gobierno local.
Pero los socialistas tienen otra visión de lo sucedido. El PSC nunca ha conseguido negociar realmente con CiU porque la coalición siempre ha preferido pactar con el PP. Xavier Sabaté, cabeza de lista del PSC en las municipales de junio, ha considerado siempre que su formación, tras el espectacular incremento de votos cosechado en las elecciones municipales y en las autonómicas, se vería más reforzada en la oposición que compartiendo un gobierno con los nacionalistas de Convergència i Unió.
En cambio, desde las pasados comicios autonómicos, los dirigentes del Partido Popular se han esforzado en lanzar guiños de aproximación a CiU. De hecho, durante la pasada sesión plenaria, en la que se debatían las ordenanzas municipales, fue precisamente el PP el que posibilitó su aprobación.
Incluso, el pasado lunes los conservadores no tuvieron más remedio que abstenerse en la comisión de Hacienda, que debía debatir los próximos presupuestos municipales. Haciendo gala de la misma discreción que los convergentes, Ricomà alertó a CiU que el PP no negociaría los presupuestos si antes no se formalizaba un pacto de gobierno.
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