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Almunia y Arzalluz se ven hoy con la política penitenciaria como único punto de encuentro

Luis R. Aizpeolea

El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, y el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, tratarán de recuperar hoy sus relaciones políticas, rotas desde junio de 1998, cuando los socialistas abandonaron el Gobierno vasco que compartían con PNV y EA. Peneuvistas y socialistas intentan rebajar las expectativas generadas por la entrevista de hoy, dadas sus diferencias estratégicas sobre el proceso de paz, aunque coinciden en la conveniencia de flexibilizar la política penitenciaria y en que la confrontación entre el PP y el nacionalismo beneficia a este partido y a EH.

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El almuerzo que hoy celebrarán Almunia y Arzalluz en un restaurante de Madrid no se ha improvisado. Empezó a gestarse tras las elecciones municipales del 13 de junio, durante la visita de los Reyes a Portugalete (Vizcaya), donde coincidieron ambos líderes.El secretario general del PSOE expresó entonces al presidente del PNV la conveniencia de acordar un encuentro, que es el que celebran hoy después de varios aplazamientos. Al PNV no le pasó desapercibido el tan positivo como inesperado resultado del PSOE en las municipales y los socialistas empezaron a pensar, por vez primera en esta legislatura, que su victoria en las próximas elecciones generales era posible.

Almunia acude a la reunión como líder del primer partido de la oposición y con la expectativa de que puede ser el próximo presidente del Gobierno, por lo que trata de retomar las relaciones con un partido como el PNV, con el que los socialistas compartieron el Gobierno vasco en la guerra civil, en el exilio y desde 1987 a 1998 bajo la presidencia de José Antonio Ardanza.

El secretario general del PSOE pretende conocer a fondo la opinión de Arzalluz, con quien no se ha entrevistado desde enero de 1998, sobre el proceso de paz en Euskadi, aunque parten de posiciones irreconciliables. Para Arzalluz, la reunión también es interesante, pues supone un balón de oxígeno en sus relaciones con los partidos nacionales, prácticamente inexistentes, sobre todo, tras el distanciamiento con su aliado, José María Aznar, por sus discrepancias sobre el proceso de paz. El desencuentro entre ambos se materializó en la reunión que mantuvieron en octubre de 1998 en La Moncloa, en la que Aznar acusó a Arzalluz de "deslealtad" por no haberle informado de la gestación del Pacto de Estella y de la declaración de tregua indefinida de ETA.

"El PNV no ha podido hablar hasta ahora con el PP, a nivel de Estado, ni con el Gobierno, por mucho que el lehendakari, Juan José Ibarretxe, se haya entrevistado con el presidente del Gobierno", dijo ayer el dirigente del PNV, Iñigo Urkullu.

Después de las elecciones

Desde el PNV creen que, aunque las diferencias con el PSOE sobre dicho proceso son, como con el PP, sustanciales, puede haber alguna aproximación en temas como la flexibilización de la política penitenciaria. Los peneuvistas reconocen, no obstante, que es difícil que los socialistas presionen de forma decidida en favor del acercamiento de los presos de ETA. Al menos, antes de las elecciones, dado el uso electoral que podría hacer el PP de un pronunciamiento de este tipo.

También comparten el PNV y el PSOE el convencimiento de que la política de fuerte confrontación del PP con el nacionalismo vasco favorece electoralmente a populares y a EH y les perjudica a ellos.

En todo caso, fuentes del PNV destacaban ayer que el PSOE jugó un "papel importantísimo" en anteriores procesos de paz, en referencia a las conversaciones de Argel de 1989, y creen que "debe recuperarlo". En el PNV recuerdan que el socialista José Luis Corcuera abandonó su presencia política en el País Vasco cuando fue nombrado ministro del Interior, lo que no ha hecho el actual titular de dicha cartera, Jaime Mayor Oreja, del PP.

Otro aspecto que destacaban ayer fuentes peneuvistas es que el PSOE no rechazó tajantemente el llamado plan Ardanza de paz, en contraste con lo que hicieron Aznar y el PP.

No obstante, tanto Almunia como Arzalluz mantienen sus diferencias estratégicas sobre el proceso de paz. Arzalluz no está dispuesto a cambiar su política de alianzas en Euskadi, donde mantiene un acuerdo parlamentario con EH.

El líder del PNV ha apostado fuerte por el Pacto de Estella y no variará de posición, mientras que Almunia tampoco está dispuesto a transigir en su oposición a este pacto. Respecto al proceso de paz, no se espera que se alcance ningún acuerdo sustancial en la reunión, ni tampoco antes de las elecciones generales.

El Gobierno, por su parte, no oculta la preocupación por esta reunión, pues teme que Arzalluz la presente como una fisura entre los partidos nacionales, que coinciden en la estrategia del proceso de paz y rechazan el Pacto de Estella.

El secretario general del PP, Javier Arenas, pidió ayer a Almunia que "mantenga la coherencia que ha seguido hasta ahora el PSOE" y "no se deje llevar por la cercanía de las elecciones generales para romperla. Los socialistas siempre han defendido la sociedad vasca como una sociedad plural y en eso hemos tenido grandes coincidencias", insistió Arenas.

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