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"La voz en el desierto"

Garaikoetxea acompañó el anuncio de su decisión con un discurso en el que resumió la trayectoria de su partido y defendió la necesidad de su pervivencia. Fue el testamento político que hacía llegar a los dos sectores enfrentados.El presidente dimisionario no se privó en su despedida de lanzar una "mirada retrospectiva" a la reciente historia vasca para defender la decisiva contribución que ha tenido en ella el partido que fundó hace sólo 13 años. Según su análisis, la nueva etapa del Pacto de Lizarra representa un reconocimiento de la línea que siempre ha defendido EA frente al período en el que duró la mesa de Ajuria Enea. Garaikoetxea tuvo muy duras palabras para este foro que presidió su sucesor en la presidencia del Gobierno vasco tras la escisión peneuvista, José Antonio Ardanza. Tal foro respondía, a su juicio, a una vieja aspiración de los partidos estatales, y en particular del PSOE.

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Para Garaikoetxea, su partido fue durante años "la voz que clamaba en el desierto" pidiendo una plataforma de diálogo sin exclusiones frente a la mesa de Ajuria Enea. Atribuyó a su formación haber sido pionera en considerar prioritaria la cooperación entre nacionalistas "para que el MLNV removiera el obstáculo de la violencia", y a la vez que la unión nacionalista pudiera llegar más allá de los límites del PNV.

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