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Flamencos

NEGRITASANTONIO HERNÁNDEZ-RODICIOJesús Quintero, el eterno Loco de la Colina, ha resucitado esta semana al Beni de Cádiz en Canal Sur 2. Entre tanto pastiche, refresca reencontrarse con los auténticos maestros del arte y la gracia, con el cantaor que quiso ser romano, como no podía ser de otra manera para quien nació en la calle Hércules de la Gades actual. La relación de El vagamundo con Beni va más allá de la recuperación arqueológica televisiva: lo admiraba y, como él, fue pregonero del Carnaval de Cádiz, que es una suerte de bautizo surrealista en un viernes de febrero, cuando alguien, por imperativo legal, intenta pregonar lo impregonable. El loquero que despojó a El loco de su camisa de fuerza para que accediera al escenario fue Amós Rodríguez Rey, hermano de Beni. A estas alturas de año aún no se conoce quien pregonará el Carnaval del 2000, que seguro que estará marcado por el pegajoso estigma del milenio.

El verbo de fin de siglo es recuperar. En eso consiste todo, en recuperar. Sea la entrevista del Beni o el tema El cubanito del propio Beni y Felipe Campuzano, quienes hicieron flamenca la historia del célebre habanero que "empezó vendiendo puros, a duros" y vivió cómodamente en Cádiz hasta que puso en circulación una partida de "globitos, blanquitos, que los compró picaítos, de saldo, y se tuvo que pirar" mientras los damnificados, con su prole, lo despedían desde Río Arillo. Eso es lo que ha hecho José Luis Cáceres , Selu de Cádiz, recuperar la historia y meterla en su primer disco, Esencia (Ochí), presentado esta semana en la Diputación. Interviú también recupera a Alonso Núñez, Rancapino, bajo la denominación del "compadre pícaro de Felipe González".

Y, para no quedarse atrás, esta misma semana los trabajadores de Astilleros han recuperado el camino de las movilizaciones, que gozan de una aceleración natural en la Bahía de Cádiz. Comenzaron a ganar velocidad en los años ochenta, cuando empezó la sangría de puestos de trabajo, y aún no han frenado. Los currantes, como los de la murga de Carlos Cano, que también fue pregonero, se han puesto flamencos. Para que los astilleros no terminen construyendo alcayatitas gitanas en vez de petroleros, que es lo suyo. Aunque sea menos flamenco.

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