Siete entrenadores por 2.000 millones en cuatro años
Sanz ha despedido desde que llegó al cargo a Valdano, Arsenio, Capello, Heynckes, Camacho, Hiddink y Toshack
Lorenzo Sanz cumple el sábado cuatro años como presidente del Real Madrid y todavía no ha encontrado el entrenador que dice estar buscando, el técnico que adquiera la condición de duradero en el banquillo. "He de reconocer que ésa es mi asignatura pendiente en el club", admite abiertamente Sanz; "ni la Copa de Europa se me ha resistido tanto". Ni Jorge Valdano, Arsenio Iglesias, Fabio Capello, Jupp Heynckes, José Antonio Camacho, Guus Hiddink y John Toshack han logrado concluir su tiempo en el Madrid. Tantas idas y venidas, tantos proyectos inacabados han supuesto para el club un importante desembolso, estimado en 2.000 millones de pesetas, y en algunos casos la lacra de asumir jugadores que llegaron a petición de unos técnicos y que otros despreciaron.Sanz dice que la decisión más dura que ha tomado en estos 1.460 días al frente del Madrid fue destituir a Jorge Valdano a los dos meses de llegar a la presidencia. Quizá el dolor de ese despido fue más intenso por ser el primero. Ahora, cuando Sanz ha abierto la puerta a siete entrenadores, el proceso se ha convertido casi en un hábito.
A Valdano le pagaron 160 millones brutos y prescindieron de él porque el equipo perdió ante el Rayo Vallecano -era 8º, a 16 puntos del Atlético- y un Sanz recién llegado quiso actuar de inmediato. Arsenio Iglesias, al que contrataron por 40 millones, concluyó la temporada inacabada de Valdano y también estuvo a punto de terminar su mandato antes de tiempo porque el vestuario se le sublevó. Con Arsenio aún en el banquillo y el Madrid fuera de las competiciones europeas, Sanz anunció la llegada de Fabio Capello.
Los tres años de proyecto concedidos al técnico italiano se vieron reducidos a uno- por el que cobró 400 millones-, con varios conatos de conflicto con Suker y Mijatovic y un denominador común en todos los rifirrafes con Sanz: sus críticas y desplantes al hijo del presidente, Fernando, un central a sus órdenes.
Como sucedió con su antecesor, Capello supo antes de dejar el banquillo y celebrar el título de Liga que Heynckes iba a dirigir al equipo en la Liga de Campeones. Pero sólo cinco meses después de comenzar su trabajo en el Madrid, el técnico alemán veía cuestionado su trabajo. Desde la directiva se le restaba crédito y los jugadores cobraban cada vez más autonomía. Ni la obtención de la séptima Copa de Europa le sirvió de salvoconducto. Al día siguiente de concluir los fastos, le pusieron la maleta en la puerta con 400 millones. "Esto sólo pasa en el Madrid", confesaba incrédulo Heynckes.
Sanz creía que lo que le faltaba al equipo era un entrenador con carácter, que dominara un vestuario lleno de estrellas pero que a la vez conociera la especial indiosincrasia del club. Y qué mejor que José Antonio Camacho. Veinte días después de firmar como entrenador del Madrid, Camacho dejaba el club, y renunciaba a cualquier cantidad, tras una agria discusión con Juan Onieva, quien no aceptó las condiciones que los ayudantes del nuevo técnico pedían para sus contratos.
Nevio Scala visitó el Bernabéu pero ni tan siquiera firmó. Tiró la toalla antes de empezar a hablar. Por la otra puerta entró minutos después Guus Hiddink, que llegó precedido del buen juego de la selección holandesa y también de fama de saber manejar estrellas. Toda esta aureola se disolvió en seis meses. En este tiempo, Hiddink vio cómo el equipo se convertía en un grupo anárquico que se movía a impulsos. La falta de disciplina era en ese tiempo una constante en el vestuario, y el equipo un grupo poco trabajado. Hiddink cobró su contrato 250 millones por cada una de las dos temporada
En los últimos días del mes de febrero, John Toshack recibió una llamada en su hotel de Turquía. Su fama de técnico duro, implacable con la plantilla se convertía en su mejor aval para sustituir a Hiddink. "Toshack es el dueño del vestuario. Quien no acate las normas no tendrá sitio en el Madrid", anunció Lorenzo Sanz el día de su presentación.Diez meses después, Toshack es quien no tiene sitio en el vestuario por sus conflictos con los jugadores, empleados y directivos, y Sanz quien otra vez busca entrenador. Si le pagan todo Toshack le habrá costado al Madrid 500 millones.
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