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LA INVESTIDURA DE PUJOL

El candidato evita la deferencia hacia Fernández Díaz que exigía el PP

El presidente del grupo popular, Alberto Fernández Díaz, no arrancó del candidato de CiU, Jordi Pujol, el gesto de deferencia que tanto le ha reclamado para facilitar su investidura. Pujol utilizó un tono a ratos áspero para replicar al dirigente conservador, quien centró su intervención en los aspectos lingüísticos y de identidad que más separan a su formación de Convergència. Pese a ello, el PP votó a favor de la investidura de Pujol.El PP de Cataluña había exigido en los últimos días un gesto público de Pujol para facilitar su investidura y esperaba obtenerlo en el discurso de ayer. No fue así, pero le votó igualmente, como habían anunciado muchos días antes varios dirigentes nacionales del partido. El sí de los conservadores, decidido a última hora, provocó un gran desconcierto entre los propios miembros del grupo parlamentario. Tras el debate que a mediodía mantuvieron Pujol y Fernández Díaz en el pleno de la Cámara, los diputados del PP daban por hecho que, como máximo, se abstendrían.

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Durante el debate, Pujol no trató ni siquiera con especial cordialidad a su aliado Fernández Díaz. Le recordó que es nuevo en el Parlament y le recomendó que antes de hacer críticas repase el Diario de Sesiones de la Cámara catalana para conocer mejor los trabajos que ha desarrollado en los últimos años.

Pujol destinó poquísimo tiempo a debatir con Fernández Díaz en el turno de contrarréplica: fue el dirigente al que contestó con más brevedad. Y, como respuesta a la defensa del bilingüismo que hizo el dirigente conservador, quien se expresó en castellano en parte del debate, Pujol le dijo, con semblante serio y señalándole con el dedo índice: "Para poder hablar en catalán en este Parlamento hemos tenido que sufrir mucho; para hablar en castellano, no".

Estabilidad

Fernández Díaz recordó en varias ocasiones que el PP apuesta por "la estabilidad y la gobernabilidad", pero reclamó a CiU "respeto, lealtad y reciprocidad de los apoyos con acuerdos". "Tiene que contar con el reconocimiento de nuestra capacidad de influencia", exhortó el líder regional del PP, quien reclamó más humildad a la coalición nacionalista. Fernández Díaz advirtió de que, con Pujol, se corre el riesgo de caer "en un discurso anacrónico, excéntrico y desfasado".

Pujol no adoptó ningún compromiso con el PP, ni siquiera contestó directamente las continuas peticiones de Fernández Díaz al respecto. Y le hizo una advertencia: "No me hagan hacer demasiados ejercicios de humildad porque ya he hecho muchos". El presidente de la Generalitat se refería a la situación en que se encontró ante la investidura de José María Aznar tras las elecciones de 1996. "Me insultaron del derecho y del revés, y tres días después ya no me acordaba", afirmó.

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