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Carod rechaza un frente nacionalista por la escasa "ambición" de Pujol

El secretario general de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod, acusó ayer a Jordi Pujol de inmovilista por rechazar la reforma del estatuto de autonomía y la adopción de un sistema de financiación similar al concierto vasco. Esta actitud es fruto, según Carod, del cansancio, la rutina y la inercia en la que ha entrado el presidente en esta "recta final y última etapa" de su mandato. Todo ello impide que en Cataluña se forme un frente nacionalista tal como reclama CiU. A pesar de las críticas, ERC optó por abstenerse.

Carod y Pujol coincidieron ayer, en el último día del debate de investidura, en el fondo pero no en la forma. Ambos reclamaron más poder y más dinero para Cataluña, pero a través de distintos y a veces contrapuestos instrumentos.Los independentistas se mostraron partidarios de la reforma del Estatut y de un modelo de financiación como el de las comunidades de régimen foral, la vasca y navarra. En cambio, CiU opta, según reconoció ayer Pujol, por el traspaso de competencias a partir del artículo 150.2 de la Constitución (reservadas en principio al Gobierno central) y por mejorar las arcas de la Generalitat con la cesión de impuestos especiales o la participación en el 60% del IRPF. Es decir, tal como pactó después con el Partido Popular, por no modificar ni un ápice la Constitución ni el estatuto de autonomía. Carod consiguió arrancar de Pujol, tras su insistencia en el turno de réplicas, que concretara las medidas legales para conseguir sus dos grandes reivindicaciones en esta legislatura.

No obstante, Carod celebró el doble compromiso de llevar al Parlament la discusión de estos dos temas (financiación y autogobierno) y la voluntad de consensuarlos con el resto de las fuerzas políticas. "Nos apuntamos al ya hablaremos, pero le pedimos la máxima fuerza y toda la dinámica unitaria posible. Para formar piña estaremos siempre a punto", dijo el líder independentista en referencia a la decisión de su grupo de abstenerse en la votación de investidura y al acuerdo con CiU de consensuar la política autonómica.

Recta final

Cataluña empieza a cambiar, necesita una nueva etapa, pero Pujol se encuentra en su recta final. Su modelo, basado en la "complicidad", "en contentar a todo el mundo", en "los equilibrios y las indefiniciones", se está acabando, resumió el líder independentista. "El pujolismo entra en la recta final, pero el nacionalismo no se termina", subrayó Carod, quien auguró una victoria de la izquierda en las próximas elecciones autonómicas. Lanzó también un guiño a los socialistas al afirmar que Pasqual Maragall, por la mañana, había dejado una puerta abierta a la reforma del Estatut.

El secretario general de ERC pidió un nuevo modelo autonómico para Cataluña e incluso citó en diversas ocasiones la situación en el País Vasco como ejemplo de sistema autonómico que seguir. También defendió implícitamente el Pacto de Lizarra por lo que significa de debate y búsqueda de un nuevo marco legal para Euskadi, aunque precisó que su partido siempre rechazará los métodos violentos.

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El agotamiento que sufre la política de Pujol y su actitud de "falta de ambición" respecto al autogobierno impiden formar un frente nacionalista en Cataluña; además, afirmó Carod, Convergència i Unió se ha atrincherado en el Partido Popular, lo que posteriormente quedó plasmado en la votación de investidura. Tras recordar que el frente nacionalista ha sido la opción que han reclamado insistentemente las juventudes de Convergència y la entidad Òmnium Cultural, Carod se preguntó: "¿Cómo podemos formar un frente nacionalista si ustedes no quieren molestar al PP?".

El problema radica, para el líder de ERC, en que Pujol tiene un partido "más de derechas y menos catalanista" de lo que habían pretendido sus fundadores y en que su objetivo se limita a conseguir la Administración única, como sucede con el presidente de la Junta de Galicia, Manuel Fraga.

Jordi Pujol tuvo con Carod Rovira, ayer por la tarde, una actitud mucho más afable que por la mañana con Alberto Fernández Díaz, aunque de este último consiguió arrancar el sí. Calificó su discurso de bueno -"como todos los que hace"- y tan sólo se permitió algunas críticas sobre la imposibilidad de llevar a cabo algunas de las propuestas republicanas y por haber descrito una realidad de Cataluña "sesgada". En cambio, el presidente se mostró de acuerdo en algunas de las reivindicaciones de ERC (políticas de apoyo a la familia y la juventud, y en investigación y desarrollo) y también esperanzado en alcanzar acuerdos políticos a lo largo de la legislatura, por ejemplo, citó, en política presupuestaria o en la consecución de más poder y dinero para Cataluña.

El secretario general de ERC culpó a Pujol del desgobierno en el que está sumida la Administración de la Generalitat, que a su entender es un ejemplo de "amiguismo, clientelismo y partidismo", y también le acusó de haber generado una mala imagen de Cataluña en el resto de España con su negociación en Madrid. "Los vascos no han ido a negociar beneficios o el cesto como usted, como si fueran un club de petroleros de Dallas. Ellos siempre han ido a negociar soberanía, sus derechos institucionales", añadió.

En cambio, Carod dejó a Pujol una puerta abierta para rectificar su política. "Usted decidirá si quiere pasar a la historia como un catalanista demócrata, encarcelado por los franquistas, que abre la puerta a una Cataluña socialmente justa y políticamente libre, o como un hombre que frena este escenario de futuro y se lanza a los brazos del PP", indicó a Pujol.

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