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Entrevista:

JUAN CARLOS ESCOBEDO PRESIDENTE DE CÁRITAS "Sólo somos solidarios con la boca pequeña"

Ginés Donaire

,El jiennense Juan Carlos Escobedo ha sido nombrado por Obispos del Sur nuevo presidente de Cáritas de Andalucía, en sustitución de la almeriense María Luisa Castilla, que se ha marchado a Nicaragua a ayudar a los pueblos sacudidos por el huracán Mitch. Pregunta. ¿La pobreza difiere mucho en Andalucía del resto de España?

Respuesta. Andalucía, junto con Extremadura, Ceuta y Melilla, soporta la tasa de pobreza más alta de España. Eso precisa de unos mecanismos de actuación diferentes a los de otras comunidades. Un dato que avala la alta de pobreza en la región es que mientras que la población de Andalucía llega a ser del 19% de la población nacional, en Andalucía reside un 24,4% de los pobres de toda España. Ahí ya existe un desequilibrio, y si es difícil salir de la situación de pobreza, más difícil aún es cuando ya existe una desproporción. Los recursos que se pueden poner en marcha para eliminar esa pobreza son menores, porque hay menos personas que crean riqueza.

P. ¿Cómo es el rostro de la pobreza?

R. La pobreza en general tiene cada vez un rostro más joven. En el caso de Andalucía hay también un porcentaje de mayores pobres, algo que puede interpretarse como el resultado de la gran cantidad de emigración que se ha dado en la región. En los jóvenes influye el difícil acceso al mundo del trabajo y la baja cualificación de los andaluces, que dificulta acceder a puestos de responsabilidad. Todavía seguimos siendo mano de obra, más bien barata, para otras regiones.

P. ¿Cuántos andaluces pasan hambre?

R. No se puede hablar de hambre, pero sí de subalimentación. Se corresponde con las familias que están por debajo del umbral de la pobreza, es decir, aquellas con ingresos por unidad familiar por debajo de 40.000 pesetas al mes. Pero en Andalucía ni siquiera se llega a esa cifra, la media de esas familias pobres es de 30.160 pesetas mensuales. Ahí sí que existe una subalimentación, no sólo en el aspecto material, sino también en el acceso a la cultura y a un ocio creativo y generador de bienestar. Todo eso mezclado conforma una situación degenerativa que, en el peor de los casos, avanza hacia la exclusión social.

P. ¿Qué falla en la sociedad frente a la inmigración?

R. La deficiente regulación de la inmigración, pero falla fundamentalmente el tema humano. Si todos interiorizáramos que el inmigrante es una persona con iguales derechos a la que hay que acoger por su situación de necesidad todo iría mejor. Con la boca pequeña todos somos solidarios, pero en el fondo seguimos pensando que nos van a quitar el puestos de trabajo, y eso no es cierto. Esas personas seguro que asumen tareas creativas y productivas que a su vez promueven un crecimiento de la riqueza interior.

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