Las escuchas del "caso Ollero" desnudan una red que cobraba por informaciones
Pedro Llach y Jorge Ollero jugaban fuerte con las comisiones. Su capital era lo que sabían o lo que sabían los que ellos conocían. Según los más de 30 cortes de escuchas telefónicas que se han reproducido hasta ayer en el juicio oral del caso, el ya difunto Llach aparece como el cerebro de una red que se manejaba a varias bandas con la información que sacaba de los entresijos de la Administración andaluza. El secreto para estos dos hombres era parecer importantes y disfrazarse de imprescindibles ante los postulantes a los contratos públicos.
Pedro Llach aparece en las conversaciones privadas que mantuvo (y que fueron interceptadas por la policía) con el imputado Jorge Ollero o con el intermediario que se libró del banquillo a última hora, Gustavo Durán, como el hombre de las soluciones rápidas. Cuando se acerca la licitación de una obra, Llach movía sus teclas y se aproximaba a las empresas que más posibilidades tenían de llevarse el gato al agua con la exigencia de un 5% del coste presupuestado para la infraestructura. Si ganaba una se llevaba la comisión y a las otras les aseguraba que otra vez sería.Siempre según las escuchas reproducidas en el juicio que lleva la Sala Primera de la Audiencia de Sevilla, Jorge Ollero vendía el hecho de ser hermano del entonces director general de Carreteras de la Junta, Manuel Ollero, y sus aproximaciones a una secretaria de la Dirección de Transportes, a la que ofreció llevar al campo de fiesta, o el estudio con Llach del modo (y el cuánto) del soborno a un funcionario de Obras Públicas.
En la segunda tanda de audición de pinchazos telefónicos en el juicio que se sigue contra el propio Jorge Ollero y su hermano Manuel, el ex consejero de Obras Públicas Juan José López Martos y los que fueran altos cargos de Ocisa, , Jesús Roa y Luis Nogueira, hasta el momento sólo parece clara la vinculación de Llach y Jorge Ollero con ofrecimientos a empresas constructoras. Ocisa está presuntamente acusada de pagar un soborno de 127 millones por hacerse con la construcción de la carretera Salinas-Las Pedrizas en 1992. Según las escuchas, todas las compañías menos Dragados y Construcciones entraban al trapo para obtener contratos públicos.
En la jornada de ayer, apenas se escuchó sobre la obra que desembocó en el juicio, pero sí de las del abastecimiento derivado del embalse del Huésnar en su ramal a Carmona. Cuando Llach tuvo información sobre las plicas, ordenó a Ollero y a Durán hacerse los imprescindibles ante las tres empresas que parecían favoritas.
La imputación de Manuel Ollero y de López Martos pasa porque estos contribuyeran o al menos supieran de los hechos, con los que supuestamente se ayudaba a financiar al PSOE. Hasta el momento, las cintas reproducidas sí parecen indicar que Manuel Ollero dio información privilegiada.
En cuanto a López Martos, destaca el temor de los presuntos comisionistas a que todo se fuera al garete. Si tenían el beneplácito del consejero, la llave de la decisión, no parece que hubiera lugar a dudas de última hora sobre la adjudicación, como sí las había y aprecen reflejadas en las escuchas.
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