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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Mal menor en Ucrania

LEONID KUCHMA no es querido en Ucrania. Desde que fuera elegido en 1994 en unas elecciones anticipadas ha presidido cinco años de declive económico y de corrupción en ascenso. Pero sus connacionales han preferido lo malo conocido a lo peor por conocer -Piotr Simonenko, su rival comunista- y le acaban de dar una segunda oportunidad para que repare las graves vías de agua del cuarto país más poblado de Europa. Kuchma ha ganado contundentemente, por casi veinte puntos, a Simonenko en unos comicios que hasta la indulgente OSCE, aliviada por el resultado, considera plagados de irregularidades, presiones y censuras, lejos de cualquier baremo aceptable en una democracia occidental.El voto de Ucrania ha sido más contra el regreso de un comunismo premuro, como el que predica el candidato derrotado, que a favor de Kuchma. Simonenko, partidario de reunificar Ucrania con Rusia y Bielorrusia, ha recibido la confianza mayoritaria de los ciudadanos de edad nostálgicos de tiempos mejores. En la reelección del presidente, sin embargo, ha resultado decisivo el voto de los jóvenes, pese a que, en su quinquenio presidencial, Kuchma, que ha prometido acelerar las reformas, ha sido incapaz de desmantelar la organización todavía soviética de la colectivizada agricultura e industria ucranias. El país produce la mitad de grano que en los días gloriosos y una tercera parte de sus 50 millones de habitantes vive en la pobreza. El hecho de que los ingresos de la gente hayan caído en dos tercios desde 1991 no es ajeno al resurgir de una izquierda inexistente en los comicios de 1994 y cuyos candidatos sumaron el 45% de los sufragios en la primera vuelta del 31 de octubre.

Para Kuchma ha llegado el momento de la verdad.Aun suponiéndole una voluntad reformista, que es mucho conceder, tiene enfrente un Parlamento unicameral dominado por la oposición. Y Kiev debe atender el año próximo el vencimiento de más de 3.000 millones de dólares de deuda externa. El Gobierno de Ucrania tendrá que pasar de las promesas a los hechos para conseguir el apoyo de las instituciones crediticias internacionales.

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