Pasqual Maragall echa en falta "ilusión, pasión y esperanza" en el discurso de Jordi Pujol
El discurso de Jordi Pujol sólo agradó al portavoz parlamentario de CiU, Ramon Camp, que lo juzgó propio de un estadista. Los líderes de los demás grupos lo descalificaron sin piedad. "Vacío, falto de ilusión, pasión y esperanza", dijo el socialista Pasqual Maragall. "Reiteración de lo ya sabido" afirmó el conservador Alberto Fernández. "Refleja un cierto cansancio de estar en el Gobierno", opinó el republicano Josep Lluís Carod. Rafael Ribó, de Iniciativa-Verds, fue un poco más allá y calificó de "desvergüenza" el que, tras 20 años de gobernar, Pujol se atreviera a plantear el debate de su sexta investidura como presidente de la Generalitat en torno a la reclamación de más dinero y más recursos políticos.
Maragall atribuyó la ausencia de concreciones y la ambigüedad de Pujol a que el candidato a la investidura "está a la espera de unos pactos que todavía no ha hecho". Pero el tono general del discurso que acababa de escuchar en el Parlament le indujo a adelantar que, precisamente por la falta de novedades, "todo vuelve al orden y camina hacia un pacto entre CiU y PP".Los resultados electorales del 17 de octubre, que dieron más votos a Maragall pero más diputados a Pujol, indican según el socialista que en Cataluña hay "un deseo de cambio" que no apareció para nada en los 75 minutos de discurso de Pujol. Por esta razón recriminó al candidato que no hubiera "admitido" los resultados electorales, ni hiciera "un gesto hacia la fuerza más votada". Pese a ello, añadió: "Estamos dispuestos a hablar con CiU".
Maragall criticó también la ambigüedad en que se han movido las direcciones del PP y ERC en las últimas semanas. "Si los electores de CiU y PP hubieran sabido que sus votos iban a ayudar a la instalación de un Gobierno débil, no sé qué habrían votado", dijo.
Estos dos partidos, que ayer por la noche todavía negociaban con CiU -Fernández Díaz, del PP, y Carod, de ERC- coincidieron en considerar que lo dicho por Pujol en su discurso era del todo insuficiente para modificar su intención de abstenerse o votar en contra de la investidura. Fernández criticó que Pujol siga instalado "en la insatisfacción permanente" y continúe formulando sus discursos "desde la reclamación y el agravio". También le echó en cara que atribuya a los nacionalistas de CiU "todos los méritos" en la institucionalización política de Cataluña llevada a cabo durante los últimos 20 años y "adjudique los deméritos" a las otras fuerzas políticas.
El objetivo del PP en este debate es que CiU no acceda a las demandas de tipo nacionalista que le formule Esquerra Republicana y, en consecuencia, Fernández Díaz explicó que su grupo no desvelará el sentido de su voto hasta después de oír las respuestas que Pujol dé hoy a las intervenciones de los demás grupos. En particular, el PP pretende que Pujol no se comprometa a plantear la reforma del Estatuto de Autonomía y de la Constitución que le reclaman los independentistas.
Como había hecho Maragall, también Carod extrajo del discurso de Pujol la conclusión de que el líder de CiU "no ha entendido el mensaje del electorado", que, según él, se resume en la idea de que hay que "asociar la idea de progreso al catalanismo político". Carod calificó el discurso del candidato como una pieza "sin horizonte ni pasión", orientada a "tranquilizar a la cúpula del PP". Que no piensa en el futuro lo demuestra, afirmó, que no dedicara ni una sola línea a los jóvenes.
Lo que tuvo más importancia para los republicanos fue que Pujol no apostara por la reforma del Estatuto de Autonomía ni hiciera suya la reclamación de un concierto económico entre Cataluña y el Estado en la futura revisión de la financiación autonómica. "Ha sido el discurso de siempre, con la diferencia de que esta vez es el último", sentenció.
Ribó denunció que a juicio de Iniciativa-Verds, Pujol pretende levantar de nuevo "una columna de humo" sobre las verdaderas necesidades del país al plantear el debate en términos de "más dinero y más poder". Advirtió también que el objetivo de la negociación a dos bandas que lleva CiU sólo persigue "evitar" que se vea que la mayoría del bloque conservador es de un solo voto sobre el progresista.
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