Los paganos
AGT subcontrataba parte de los trabajos, y muchos de los empresarios que fueron subcontratados son los que le han llevado ante el juez al verse incapaces de cobrar. En algunos casos, la suspensión de pagos de la empresa de García Sáez ha supuesto la ruina directa.Una suspensión de pagos tiene consecuencias diversas. Los primeros afectados son los suministradores (a efectos de cobro, las subcontratas tienen el mismo tratamiento), que sólo podrán cobrar parte de la deuda si acceden a condonar el resto. Es una operación que se llama de quita. La disyuntiva es clara: o sólo una parte o nada. La mayoría opta por la primera posibilidad. Y esto es así tanto si el propio empresario acomete el intento de reflotar la empresa como si es un comprador ajeno quien se interesa por la firma. Éste es el caso de AGT. En su momento, la Cámara de Contratistas de Cataluña ya señaló que estas operaciones de salvamento se hacen a costa de terceros claramente perjudicados.
También los trabajadores sufren en la operación, incluso cuando se acaba salvando una parte de los empleos. En el caso concreto de AGT, además, la plantilla está convencida de que la situación es otra y de que su patrón ha cometido una quiebra fraudulenta.
¿Y los clientes? Los perjuicios a éstos son más difíciles de evaluar porque en su totalidad eran administraciones públicas. Hay un primer daño que es el retraso en las obras. Pero hay otro más grave: un casi seguro encarecimiento al menos en un 10%. Cuando una empresa incumple sus compromisos, la Administración recupera la libertad de contratar, y acostumbra a hacerlo con el que quedó en segundo lugar en el concurso, que puede subir el presupuesto hasta un máximo del 10%, según la ley de contratos de las administraciones públicas.
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