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Imprevisión de siniestros

Entre los muchos liderazgos que puede exhibir el País Valenciano figura el de la siniestralidad laboral. Estos días pasados parece que, afortunadamente, ha comenzado a tratarse con seriedad. La muerte de un obrero por aspirar amianto y la reapertura del llamado caso Uralita, instado por víctimas de la asbestosis, ha polarizado la atención en este capítulo. El consejero de Empleo, Rafael Blasco, ha anunciado la mejor dotación para la prevención de riesgos laborales y el fiscal especial para estos asuntos ha prevenido a las empresas que incumplan las normas de seguridad. A ver si a la enésima ocasión suena la flauta y nos liberamos de este baldón siniestro. La voluntad es esencial, pero no lo es menos la disponibilidad de inspectores que aseguren el cumplimiento de las normas, pues la mies es mucha y pocos por ahora los vigilantes, sin cuya acción de poco vale la ley y los buenos propósitos. Puestos a movilizar inspectores, bien se podría ampliar un poco más la plantilla y destinar unos cuantos a las residencias de la tercera edad, tan siniestras, algunas.

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