Navarra crea una comisión para estudiar el gran aumento de los muertos en sus carreteras

Doce personas muertas en apenas nueve días son demasiadas. El Gobierno de Navarra ha decidido crear una comisión interdepartamental que estudie medidas preventivas para intentar atajar la elevada tasa de mortalidad en las carreteras forales. Noviembre está siendo especialmente trágico y al analizar las causas de tanto accidente los responsables del tráfico están de acuerdo en una cosa: detrás de los motivos inmediatos de cada caso subyace un problema general de educación y cultura vial. Las dos últimas víctimas mortales de esta interminable lista han sido un niño de cuatro años, Julen Inchaurraga, vecino de Sesma, atropellado por una furgoneta en la tarde del pasado martes, y Pedro María Castellón, de 58 años, natural de Eibar (Guipúzcoa) y vecino de Ayegui, arrollado el mismo día tras bajar de su vehículo para orinar en la cuneta. El conductor del vehículo implicado en este último accidente se dio a la fuga.

Las previsiones s son muy pesimistas. Este año han muerto ya 95 personas en las carreteras navarras, una cifra que va camino de igualar a las 105 víctimas mortales de 1998, que fue el peor balance del último lustro para una comunidad que tiene 300.000 vehículos para poco más de 500.000 habitantes.

Según responsables de la Policía Foral de Tráfico y de la Guardia Civil, el error humano está presente en la mayoría de ellos. Velocidad inadecuada, maniobras arriesgadas y despistes inexplicables constituyen el origen de la mayoría de los siniestros de esta carrera de la muerte que se inició el día 1 de noviembre, con tres personas fallecidas en otros tanto accidentes.

"Hay un problema de cultura vial", ha señalado el director general de Interior del Gobierno de Navarra, Alfredo González. El Ejecutivo pondrá en marcha una comisión interdepartamental con responsables de Educación y Cultura, Interior, Obras Públicas y Salud, para analizar la creciente estadística de accidentes. González recordó que el estudio de accidentabilidad presentado en 1996 por la Policía Foral sirvió para localizar y mejorar numerosos puntos negros de la red viaria a través de un plan que desarrolló el departamento de Obras Públicas.

Sin embargo, la casuística de los últimos accidentes demuestra que no hay prácticamente conexiones entre ellos. "Se producen en puntos diversos, en vías seguras, bien señalizadas, con buen firme y perfecta visibilidad donde, por causas diversas achacables a errores humanos en la conducción, hay numerosas salidas de vía y colisiones", subraya un responsable policial.