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El caso de la trata de niños futbolistas llega al Senado italiano

La denominada trata de niños futbolistas ha llegado al Senado italiano, donde el grupo de Los Verdes ha propuesto una ley para impedir la contratación de jugadores extracomunitarios con edades inferiores a los 16 años. La medida está relacionada con el descubrimiento de una bolsa de más de 5.000 niños extranjeros, especialmente africanos y albaneses, que figuran inscritos en los clubes italianos, en su mayoría aficionados. El caso ha adquirido una gran relevancia social por el destino de los niños, muchos de los cuales terminan en las calles o sometidos a trabajos clandestinos.

El descubrimiento de un número tan alto de niños procedentes de países extracomunitarios ha provocado la alarma en las instituciones políticas y deportivas. El escándalo está menos relacionado con unas cifras insólitas de muchachos procedentes de países africanos o de Europa del Este que con las condiciones en las que viven en Italia. Algunas denuncias hablan de la utilización de estos aspirantes a futbolistas como temporeros en los campos de recogida de tomate.El diario La Repubblica publicó el martes una entrevista con Luigi Falasconi, dirigente del equipo aficionado de San Sepolcro, lugar cercano a la ciudad de Arezzo. Falasconi relataba la experiencia de Dungani Fusini, un chico de 14 años que llegó a Arezzo en abril de este año. "Tenía una buena técnica, pero era frágil, con unas piernas como palillos. Se veía que estaba desnutrido, que le faltaba mucho por crecer, que no podía jugar a un alto nivel futbolístico".Durante un tiempo, Fusini dormía en el cuarto trasero de un restaurante. "Era un muchacho feliz. Le habían prometido el ingreso en una escuela, un sueldo para la familia y jugar en un equipo profesional. Todo mentira", señalaba en la entrevista Falasconi, cuyo relato continuaba con la terrible aventura de un niño desesperado en un país desconocido. "Cuando todo se torció, Dungani se fue del pueblo y comenzó a vagabundear por toda Italia. Solo, sin ayuda. No era el único. Ha sucedido con mucho otros, con niños eslavos, marroquíes, albaneses. Perdí toda comunicación con Dungani en septiembre. No sé si está vivo. Puede que haya regresado a su país, puede que permanezca en Italia como clandestino. No lo sé...".

El caso de Dungani sirve para explicar la conmoción que ha producido el descubrimiento del enorme número de niños inscritos en equipos de aficionados. Meses atrás, Edson Arantes do Nascimento, el gran Pelé, habló con indignación sobre el tráfico de niños futbolistas en los grandes mercados futbolísticos europeos, y muy especialmente en Italia.

La tormenta por el escándalo ha llegado a la esfera política. El grupo de Los Verdes ha sido el primero en moverse para intenter un control sobre los muchachos extracomunitarios que pretenden jugar en el fútbol italiano. La propuesta trata de impedir la contratación de los menores de 16 años por los clubes transalpinos. Esta posición fue explicacada ayer en el Senado por Fiorello Cortiana.

Su exposición fue contundentes. "El 57% de los niños que llegan a Italia para jugar al fútbol son menores de 12 años", denunció Cortiana. Según las cifras que obran en su poder, 1.360 tienen menos de 10 años, y 146 están entre los seis y los ocho años. "He pedido una comisión parlamentaria a las ministras Melandri y Turca. Esta mañana [por ayer] he hablado de nuevo con la ministra Melandri, que me ha prometido interesarse por el problema".

Un problema que se refiere a un mundo poco conocido, el de los niños futbolistas. Mucho silencio cómplice, muchas historias extrañas. Muchos son hijos de inmigrantes. "¿Cuántos llegan de África, de Albania o de Yugoslavia sin documento de identidad y cuántos de ellos desaparecen?", se preguntaba ayer Fiorello Cortiana.

"¿Cuándo pasan del campo de fútbol al de los tomates? ¿Cuántos terminan lavando los cristales de los coches cuando se descubre que no llegarán a ser nunca Ronaldo?". No se sabe. Los Verdes quieren aclarar la situación. En breve presentarán un proyecto de ley para acabar con estas prácticas infames. "Si es necesario, deberían intervenir los tribunales. Nosotros estamos estudiando la manera de presentar el proyecto de ley sobre un asunto tan sensible. En África compran a niños futbolistas por 30.000 pesetas y después ganan millones con operaciones oscuras". No siempre se convierten en estrellas del fútbol. Muchos de ellos terminan vagando por las calles. "Cada año traigo a Italia una media de 15 africanos", explica el representante Domenico Ricci.

"Trabajo sólo con los profesionales. Sé todo de estos chicos. Si se hace una investigación, no tendría ningún problema". Recientemente Ricci ha sido acusado en Coverciano [sede la escuela de la Federación Italiana de Fútbol] por Issa Hayatou, presidente de la Confederación Africana de Fútbol. "No entiendo por qué. Aclararé todo con él lo antes posible: quizá sea un plan para desacreditarme. Ricci no cree que el fenómeno del comercio de los niños futbolistas esté especialmente extendido. "Muchísimos son hijos de emigrantes: es posible que haya algún tipo de tráfico, sobre todo en el mundo de los aficionados. Pero entre los profesionales, no lo creo".

Mientras tanto comienzan a intervenir los políticos. La ministra Giovanna Melandri así lo asegura.. De las palabras tendrá que pasar a los hechos muy pronto.

© La Repubblica

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