Rusia asegura que puede resolver sola el problema de los refugiados
Miles de refugiados se agolpaban ayer en la frontera entre Chechenia e Ingushetia para intentar huir de la guerra. Ayer cruzaron más de 3.000, con lo que se acerca a 200.000 el número de los que han huido ya por esa zona de la república independentista. Entretanto, en Moscú, el ministro de Exteriores, Ígor Ivanov, aseguraba que Rusia puede resolver sola el problema, aunque está dispuesta a "considerar positivamente" las propuestas de ayuda que lleguen del exterior.Al término de una reunión con los embajadores del Grupo de los Ocho, a la que también asistió Serguéi Shoigú, ministro para las Situaciones de Emergencia, Ivanov negó que se esté produciendo una "catástrofe humana", y precisó que esa expresión se utilizó también abusivamente en la crisis de Kosovo para "justificar la intervención militar" de la OTAN.
"No hay conversaciones", señaló el ministro, "y no puede haberlas sobre sanciones internacionales. No debe utilizarse un tono de dureza al tratar con Rusia". Ese peligro no se vislumbra en el horizonte inmediato. Occidente se limita a pedir contención a Moscú y la apertura de conversaciones con el mando político checheno para buscar una solución pacífica, pero no desafía la posición oficial rusa de que éste es un asunto interno.
La aviación y la artillería rusas prosiguieron ayer sus ataques en los diversos frentes, incluida la capital chechena, Grozni, en cuyo centro, según la agencia Interfax, cayeron dos bombas que produjeron cráteres de 12 metros de diámetro. El servicio de prensa del presidente checheno, Aslán Masjádov, aseguró que había numerosos muertos y heridos.
Enemigo número uno
La suerte de la guerra parece lejos de estar decidida. Las tropas rusas ocupan el 40% del territorio checheno, pero no han tomado aún Grozni ni Gudermés, a cuyas puertas están. Según el señor de la guerra Shámil Basáyev, enemigo público número uno de Rusia, "las batallas auténticas" aún no han llegado, y el enemigo sólo ocupa "tierras llanas y espacios abiertos". La secuencia más lógica de acontecimientos, de ser cierto que Moscú aspira a obtener el control total de Chechenia, debería ser lanzar el asalto de Gudermés y luego de Grozni. Una operación, esta última, llena de riesgos.En los últimos días se han producido declaraciones de algunos mandos militares en las que se advertía a la dirección política de los riesgos de dar la orden de detener la ofensiva. Incluso ha habido rumores de que en ese caso dimitiría el jefe del Alto Estado Mayor, Anatoli Kvashnin. Oficialmente se han desmentido esas divergencias, pero los rumores -que en Rusia se convierten en noticia con demasiada frecuencia- no se han disipado, y llegan al extremo de sugerir que está en peligro la cabeza del mismísimo jefe de Gobierno, Vladímir Putin.
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