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Los analistas han planteado un importante problema teórico a los mercados financieros, al deducir de su comportamiento de hace dos semanas que la presión sobre el precio de la deuda terminaría provocando una subida de los tipos de interés por parte del BCE, cuyos responsables también han entrado en la polémica y se encuentran ampliamente divididos.Ayer, el euro y la rentabilidad de la deuda siguieron bajando y ampliando la división de opiniones, ya que esa dirección es la contraria a la que deberían mantener si tuvieran una subida de tipos de interés a dos días vista.
El euro cayó en algunos momentos hasta 1,0480 dólares, después de que el BCE fijara un cambio oficial de 1,0507.
La rentabilidad de la deuda española a 10 años cayó hasta el 5,28%, ocho centésimas por debajo del cierre del viernes y 40 menos del que encontraba hace una semana.
La bolsa española reaccionó positivamente ante ese entorno lleno de dudas, pero sin que la presencia de dinero en el mercado llegara a provocar subidas importantes en las cotizaciones. Más bien parecía una operación de lavado de cara para convencer a los inversores de que todavía es posible acumular algunas ganancias desde aquí hasta el final del ejercicio.
El mercado continuo negoció en esta sesión 154.432 millones de pesetas efectivas, 928,16 millones de euros, con una concentración de casi el 50% en tres sociedades, es decir, sin que sea posible detectar una toma de posiciones que abarque a una mayoría de las sociedades.
Como la sesión no daba mucho de sí, los inversores comentaron ampliamente la salida al mercado de sociedades con pérdidas declaradas, algo que no sorprende porque por ese trance han pasado muchos valores, aunque no desde el primer día en que se han asomado a la bolsa.
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