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Reportaje:EMPRESAS Y EMPRESARIOS

CONTROL DE EDIFICIOS "INTELIGENTES"

Dorlet, con unas ventas de 370 millones, se ha hecho un hueco en el negocio de la seguridad

Cuando una persona entra en un edificio inteligente, todo un sistema de seguridad central se pone a funcionar para evitar el acceso a zonas prohibidas, robos y accidentes y controlar al milímetro los movimientos de esa persona. Toda la tecnología y los sistemas de control que estas funciones requieren la ofrece la empresa guipuzcoana Dorlet.Hace diez años, tres postgraduados y un monitor de la Universidad de Mondragón comenzaron su aventura empresarial. Feli Markinez, Ana Bengoetxea y Fernando Jarilla exploraron el mercado de la seguridad en busca de un hueco por cubrir para iniciar su negocio. "Vimos que algunos sistemas de seguridad como los de incendios o los circuitos cerrados de televisión, que son monopolio de los japoneses, estaban ya suficientemente cubiertos y, en cambio, que faltaban empresas que desarrollaran tecnología de control de acceso a edificios y nos pusimos a ello", explica Feli Markinez, actual gerente de la compañía.

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En un principio, la empresa contó con el apoyo de la desaparecida Corporación Ucem (Unión Cerrajera), que estaba en pleno proceso de diversificación. La corporación aportó el 80% de los 10 millones de pesetas de capital social con el que arrancó Dorlet. Una década después, la firma, con sede en Aretxabaleta, camina ya sola, sin el apoyo de Unión Cerrajera, y se ha hecho un hueco en el negocio de seguridad, pese a la feroz competencia de las multinacionales.

Columna vertebral

"Nosotros ofrecemos la columna vertebral de los sistemas de seguridad de los edificios", asegura el gerente de la sociedad. La empresa desarrolla las tecnologías y fabrica los sistemas de control de acceso a los edificios, a través de tarjetas electrónicas. Lugares públicos como las comisarías y privados como los hoteles son las dos patas del negocio de Dorlet, que realiza cada año aproximadamente 200 instalaciones de sus sistemas de control.

Las torres de Kio, Radiotelevisión Española, el Ministerio del Interior, el Parque Tecnológico de Álava, la Diputación de Guipúzcoa, el Museo Guggenheim o el Palacio Euskalduna son algunos de los edificios e instituciones en los que esta empresa ha instalado sus sistemas de control, pero entre los grandes proyectos en los que ha participado destaca el de la Torre Picasso, uno de los principales edificios de oficinas de Madrid.

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"Con este proyecto despegó Dorlet en 1992. Antes que nosotros, dos multinacionales intentaron realizar el sistema de seguridad de la Torre Picasso, pero fracasaron así que a nosotros nos pusieron unas condiciones leoninas de contrato. Por ejemplo, nos obligaron a aceptar el pago a dos años, pero conseguimos realizar el proyecto y al final, incluso nos pagaron antes del plazo fijado", cuenta Markinez.

La tecnología propia y el servicio y cercanía al cliente son los factores que ofrece esta empresa como valor añadido frente a las multinacionales del sector. La sociedad comercializa diferentes tipos de tarjetas, desde las clásicas que incorporan una banda magnética hasta las de proximidad, que cuentan con un sistema que con sólo acercar la tarjeta al lector abre la puerta.

Con la información que ofrecen estas tarjetas al puesto de vigilancia central, es posible controlar no sólo la seguridad del edificio. Estos trozos de plástico envían una cantidad ingente de datos, como los movimientos de cada trabajador y las visitas que recibe, lo que permite controlar al milímetro a la plantilla.

"Más allá de la seguridad, esta información que ofrecen las tarjetas interesa cada día más a las empresas, que quieren controlar a sus trabajadores para optimizar los recursos al máximo", comenta el gerente de Dorlet. Otros productos de la empresa guipuzcoana son los sistemas intercentros, que permiten desde sólo un puesto de vigilancia controlar la seguridad de todas las plantas de la empresa.

Un total de 27 personas, de las que 20 son ingenieros, trabajan en Dorlet, que tiene previsto crear 13 puestos de trabajo en el próximo trienio. Las previsiones de la compañía son aumentar la facturación a un ritmo anual del 30%. Tal objetivo ya se ha cumplido este año, en el que Dorlet espera cerrar ejercicio con una cifra de negocio de 560 millones de pesetas, cuando en 1998 facturó 370 millones.

Cada año, Dorlet invierte entre 35 y 40 millones en el desarrollo de nuevas tecnologías y sistemas de control de acceso. "Estamos investigando productos nuevos que van a disparar la facturación hasta los 800 millones de pesetas en los próximos dos años", asegura el gerente de la firma, que antes de final de año se va a trasladar desde Aretxabaleta al Parque Tecnológico de Miñano. La empresa ha invertido un total de 150 millones de pesetas en las nuevas instalaciones alavesas, donde cuenta con 1.500 metros cuadrados de oficinas.

Dorlet cuenta con un capital social de 95 millones de pesetas y unos fondos propios de 250 millones de pesetas. Cerrajera Valle Leniz entró en el capital de la empresa guipuzcoana en agosto de 1993 para sustituir a la Corporación Ucem, que atravesaba una grave crisis. Cerrajera Valle Leniz, que controla el 55% del capital, es la accionista mayoritaria de Dorlet, mientras los tres fundadores de la empresa se reparten a partes iguales el 45% restante.

La sociedad guipuzcoana ha sido tentada con ofertas de compra por multinacionales y por otras empresas en varias ocasiones, pero, de momento, prefiere mantenerse independiente en un sector en el que se han producido numerosas fusiones durante los últimos años.

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