Performance
NEGRITASEn Art Futura, una muestra de ocio vanguardista, un señor llamado Paco Cao ha vivido tres días encerrado en un habitáculo de cuatro metros cuadrados que contó con un peón de lujo para colocar el último ladrillo de cerramiento: Manuel Chaves. El único cordón umbilical que le mantuvo en contacto con el mundo exterior fue Internet. La obra artística fue bautizada por Cao, que trataba de recrear el aislamiento producido por las nuevas tecnologías y el ulterior redescubrimiento de la realidad, como La ciudad de Dios. El reclamo artístico podía visitarse hasta hoy en la sede de la Casa de la Provincia, o a través de Internet, según preferencias.Comparada con otras aventuras performance, resultó más bien bucólica. El propio Cao, en ocasiones, había alquilado su cuerpo para ser insultado por las calles de Manhattan y, en otras, para ser crucificado en una iglesia luterana. Sin tanto preparativo, en otro lugar de Sevilla, varias personas asistieron la pasada semana estupefactas a otra performance: un novillo bravo que deseaba huir de un matadero nada virtual para descubrir el mundo real de Mercasevilla fue abatido por un tirador de la Policía Nacional. Se baraja titularlo como La mirada del Mauser.
Pero para performances ambiciosas la que está a la vuelta de la esquina, aunque la selección de artistas será limitada: sólo clientela con menos de 26 años. Tales voluntarios podrán aprovecharse de la Semana del Gusto, título de la obra creativa, y comer a mitad de precio en una serie de restaurantes andaluces, que no son precisamente virtuales. La comunidad europea de cocineros Euro-Toques persigue con este montaje estimular a jóvenes comensales a superar una barrera psicológica (eufemismo de nuevo cuño para referirse a la barrera monetaria) que "les impide acceder a restaurantes de calidad al asociarlos con precios muy elevados".
Los tres casos anteriores son creaciones puntuales, hay otro tipo de performances recurrentes donde marco y filosofía son similares y sólo se altera el elemento humano. Por ejemplo, La firma dedicada. El caso más reciente ha sido el de Miguel Bosé, que estampó rúbricas y compartió chácharas con sus seguidores en unos grandes almacenes de Sevilla donde presentó su último trabajo. Más de uno no dio crédito y creyó que protagonizaba un espejismo virtual.
TEREIXA CONSTENLA
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