Josep Guinovart encuentra en la obra de Cavafis inspiración para su pintura

El pintor Josep Guinovart (Barcelona, 1927) defiende la "aventura constante" en el arte, la evolución en el uso de materiales y soportes a la búsqueda de resultados diferentes. En sus últimos trabajos ha encontrado nuevas referencias para su pintura en los poemas del griego Constantin Cavafis y en los naufragios. El artista catalán expone desde ayer una colección de doce obras de creación reciente en la galería Colón XVI (Colón de Larreátegui, 16) de Bilbao.

Excepto una pieza de grandes dimensiones que abre la exposición, pintada en 1997, el resto de las obras han sido creadas este mismo año. Entre ellas se reconocen referencias anteriores, como las pinturas y los collages sobre tablas, en ocasiones quemadas, superpuestas, agujereadas. Tres obras, en cambio, destacan por sus brillantes tonos azules. "Son pinturas dedicadas al poeta griego Cavafis", explica mientras saca del bolsillo un folio bien doblado. Sobre el papel está escrito a máquina uno de sus poemas. "Es tremendo. Son unos versos que resumen el mito del retorno, dela línea que nunca se acaba, de la aventura constante".En las pinturas inspiradas por Cavafis, Guinovart buscó referencias en el tema del naufragio. "Naufragar es también salvarse. Equivocarse es fundamental para avanzar", dice. "Pretendo no repetirme Lo más importante es tener la misma sensación que a los 15 años cuando empecé a pintar: no saber el resultado. Y llegar a sorprenderse a sí mismo", añade. Guinovart cree que el mercado exige una renuncia a la aventura de crear. "La sociedad pide que nos transformemos en una marca, como un jersey".

Él defiende, en cambio, que el éxito es a veces negativo para los creadores, especialmente para los jóvenes, y que la experiencia no sirve en el arte. "Sólo es útil el camino que has recorrido y lo que queda por recorrer. El arte es trayectoria, y es fuera del rumbo previsto donde se encuentran los hallazgos", reflexiona. "El arte no es una carrera de 100 metros libres, que se gana con 20 años".

Su trayectoria empezó en una familia de escasa preparación cultural. Hijo de un pintor de brocha gorda, comenzó su formación artística en las escuelas de artes y oficios de su ciudad natal. Empeñado en seguir pintando, entra en contacto con el grupo Dau al Set, y las obras de pintores como Joan Ponç y Antoni Tàpies despertaron en él un gran interés.

Ajeno a las disquisiciones entre figuración y abstracción siguió una evolución personal que continúa. A contracorriente de las exposiciones-espectáculo que calculan el interés por las dimensiones de las obras o el número de piezas, Guinovart entiende que "un francotirador" como él, "un poco anarco" y ajeno a las reglas del mercado, puede hacer una exposición con pocas pinturas. "Se puede hacer una buena exposición de tres cuadros. Lo interesante es que sean coherentes y que puedan establecer la comunicación con el público", afirma. "No hay autor sin espectador; por eso valoro cada día más la obra pública".