Voces profundas
No es un descenso a los infiernos, pero casi. Los diagnosticados de cáncer de laringe entran hablando al quirófano y salen mudos. De pronto son como niños grandes y desvalidos a los que hay que enseñar otra vez a vocalizar.Ursicino Díaz Román, 71 años, desarrollaba parte de su actividad profesional dando conferencias. Su condición de químico, especializado en grasas y aceites, le permitía participar en debates y foros internacionales. Hace seis años le diagnosticaron un cáncer de laringe. "Se me vino el mundo encima", recuerda. Pero no se arredró. Su voluntad le ayudó a superar la situación. Hace tiempo que habla otra vez con fluidez y, lo que es más importante para él, ha vuelto a impartir conferencias.
Junto a un grupo de afectados, Díaz Román fundo, hace dos año, la Asociación Sevillana de Laringectomizados (ASL). Ahora son 452 socios, aunque en ASL calculan que, sólo en la provincia de Sevilla, puede haber más de 2.000 personas operadas de cáncer de laringe. En Andalucía, según sus estimaciones, sobrepasan las 10.000.
En cualquier caso, este grupo de altruistas, que tiene su sede en la Asociación Española Contra el Cáncer de Sevilla, tiene un claro objetivo: conseguir que todos los que han perdido las cuerdas vocales vuelvan a hablar. "Es que el desarraigo social, si se aíslan, puede ser aún peor que la enfermedad", apunta Ursicino. Por eso, los monitores -que son los propios asociados-, visitan hospitales y pueblos tratado de localizar a estos pacientes. "Es muy importante que sepan enseguida, antes de operarse incluso, que, si quieren, pueden hablar otra vez", explica Manuel Álvarez, 67 años, ebanista en su día, y, hoy, uno de los monitores más activos. Álvarez aprendió a utilizar la voz esofágica el solo; y, antes de que existiese ASL, él ya se dedicaba a recorrer los centros sanitarios para localizar a estos enfermos.
Los operados de cáncer de laringe necesitan más aire. Respirar y hablar a la vez les exige un esfuerzo añadido. El aire les llega al esófago, y desde ahí, sujetándolo, lo dejan salir poco a poco que, al llegar a la boca, se modula y convierte en palabra.
Son los propios afectados los que escriben los manuales para aprender a hablar de esta forma. En ellos se dice que "el mejor profesor siempre será un compañero operado". Los mejores alumnos sólo necesitarán "10 minutos" para producir un primer sonido. Pero para mantener una conversación sin esfuerzo habrá de pasar un año. Calma y disciplina son las dos palabras claves para lograrlo. Hay consonantes que se les atragantan; la m, n y g son algunas de ellas. "A mí me trae por la calle de la amargura la j", balbucea Manuel Ávila, un representante farmacéutico, de 57 años, que lleva sólo dos meses operado, y que ya articula algunas palabras sueltas.
Si Ávila es el último en llegar al grupo de laringectomizados sevillanos, Cecilio Serrano, con 81 años, ha cumplido ya 28 sin cuerdas vocales. Él era guardia civil; como Rafael Prieto, 56 años y actual tesorero de ASL. En el grupo hay camareros, vendedores, mecánicos, profesores... Todos hombres. "Pero ya tenemos en la asociación a dos mujeres", puntualiza Díaz Román. "Y cada día habrá más", añade, "porque este es un cáncer que, en el 99% de los casos, lo causa el tabaco. Y las mujeres ya fuman, ¿no?".
La ASL imparte clases de lunes a jueves en su sede y en los tres hospitales de Sevilla. También se desplazan a los pueblos de Utrera, Alcalá del Río, Las Cabezas, Dos Hermanas y Lebrija. "Aunque no nos pagan ni el transporte", se quejan.
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