El jefe del Gobierno serbio 'en la sombra' cree que el fin de Milosevic está cerca
ENVIADO ESPECIAL Dragoslav Avramovic, la figura que la oposición serbia ha escogido para presidir un eventual Gobierno de transición si se produjese la salida del presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic, del poder, declaró en su domicilio de Belgrado a EL PAÍS que considera "inevitable la caída del régimen". "Sería muy difícil prever ahora el plazo, pero creo que no le queda mucho", aseguró Avramovic.
Guarda su edad como un secreto. Unos le atribuyen 80 años y otros llegan hasta los 83, pero conserva un gran prestigio en Serbia, producto tal vez de la hazaña de haber terminado con la hiperinflación en 1994, cuando ocupaba el cargo de presidente del Banco Central de Yugoslavia. Como recuerdo de aquello, cuelga en la pared del cuarto de estar de su casa la reproducción de un dinar Avramovic, la moneda que creó el 24 de enero de 1994, con una paridad igual al marco alemán y que estos días se devalúa en el mercado negro hasta 17 dinares por marco. Quizás por eso Avramovic es el orador que cosecha más aplausos en los mítines contra Milosevic, y los enfrentados políticos de oposición parecen de acuerdo en presentarle como figura capaz de unificarlos en un Gobierno de transición.Según Avramovic, los factores que podrían determinar el cambio de régimen son "la situación económica tan grave, el bloqueo continuo de Yugoslavia y la inflación". A la pregunta de si los factores económicos son más importantes que la actividad opositora para la caída de Milosevic, responde Avramovic: "Si no hubiera problemas económicos y miedo a la inflación, ni la posición de Milosevic sería tan mala ni la de oposición tan buena".
Los mecanismos para provocar un cambio son, según Avramovic, "tanto las protestas callejeras como las iniciativas electorales". Coincide Avramovic con casi todos los políticos de oposición en considerar contraproducentes las sanciones de la comunidad internacional contra Serbia: "Las sanciones no son una solución buena, porque le hacen daño al pueblo y no al régimen".
La exigencia de aprobar la entrega de Milosevic al Tribunal de La Haya si la oposición llegase al poder hizo que la mayoría de la oposición serbia no asistiese a un reciente encuentro con la Unión Europea en Luxemburgo.
No cree Avramovic que Serbia sea un país de masoquistas por aguantar un régimen que perdió cuatro guerras en ocho años y ha sumido al país en la miseria: "No creo que los serbios seamos más masoquistas que las demás naciones. La destrucción de la antigua Yugoslavia ayudó al régimen al darle a Milosevic la posibilidad de enarbolar su bandera nacionalista. Las sanciones tuvieron un impacto perverso: agravaron la situación económica del país y ayudaron al régimen a echar la culpa de todo al extranjero".
El expresidente del Banco de Yugoslavia considera "muy probable que haya una devaluación. El tipo de cambio oficial de la divisa extranjera se multiplica por tres en el mercado negro".
Avramovic no quiere explayarse sobre las causas que originan el apoyo que tiene del pueblo de Serbia: "En parte se debe a mi programa de estabilización, realizado con éxito en 1994, después de una inflación enorme".
En la cumbre del Pacto para la Estabilidad de los Balcanes, celebrada a finales de julio en Sarajevo, Avramovic acudió como representante de la oposición serbia. Sobre su puesto de jefe de un Gobierno provisional en la sombra, añade: "No puedo decir más que muchos jefes de países occidentales mostraron interés por colaborar conmigo y que muchos partidos políticos me dieron su apoyo".
Sus acusaciones contra el régimen las reduce a dos: "Haberse involucrado en conflictos con tantos países y, peor todavía, con los países más poderosos del mundo, y no ser capaz de resolver los problemas internos de Yugoslavia como Kosovo y Montenegro. Se le puede reprochar también la crisis económica".
No cree probable el economista opositor que Milosevic abra un problema nuevo en Montenegro para mantenerse en el poder: "Montenegro se va a alejar de Serbia a su manera. Dudo de que Serbia fuera ahora capaz de hacer la guerra con Montenegro. Kosovo ya casi lo hemos perdido por completo. Tenemos un éxodo enorme, de casi 200.000 personas de Kosovo a Serbia, y en este momento no podemos decir cómo evolucionará la situación en Montenegro. No creo que haya guerra, pero sí ruptura entre las dos repúblicas".
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