Mayor Oreja vuelve al colegio mayor de Valencia en el que residió seis años para dictar la lección magistral

El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, llegó ayer relajado, tranquilo y contento a Valencia. A buen seguro, la acogida de los estudiantes que residen en el colegio mayor La Concepción le resultó cálida, aunque la alegría contenida del ministro podría tener mayor relación con la detención de dos activistas de ETA en Pau (Francia). A ellos se refirió el miembro del Gobierno en sus declaraciones, poco antes de departir amistosamente con varios religiosos del centro (franciscanos) y compartir sus experiencias con decenas de jóvenes universitarios. El ministro, que residió durante seis años en el colegio mayor que ayer visitó, estuvo acompañado en todo momento por la presidenta de las Cortes Valencianas, Marcela Miró y por el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Carlos González Cepeda, aunque disfrutó más cuando conversó amistosamente con algunas de las personas que conoció en su época de estudiante.

El ministro iba a impartir su lección magistral precedido por un miembro de la dirección del centro, José Luis Bosch, y flanqueado por el rector de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), Justo Nieto. De hecho, ayer la cosa iba de ingenieros: tanto el ministro como Nieto y Miró -que saltó a la política desde el vicerectorado de la UPV- compartieron aulas. Ahora bien, ayer, los alumnos eran otros. Mucho más jóvenes que los invitados de excepción, aunque, eso sí, espléndidamente trajeados. Procedentes, básicamente, de pueblos de toda la Comunidad Valenciana, eran conscientes de la pecularidad de la ocasión. Ni en muchas ocasiones, ni en muchos sitios, se tiene la ocasión de saludar a un ministro.