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FÚTBOL Novena jornada de Liga

El Madrid prolonga en Sevilla su caída

Reparto de puntos en un pésimo partido que evidencia y complica aún más la mala trayectoria del equipo de Toshack

Sexto empate del Madrid y quinto del Sevilla. Dos equipos que en estas nueve jornadas se rifan el irrisorio título de reyes de la igualada. Más pronto que tarde, ambos acabarán pagando las consecuencias de su errático inicio de Liga. El Madrid quizá antes. Con su técnico cuestionado, obcecado con la dinámica de la rotación y con el eterno rival, el Barça, aumentando distancias a paso firme, no pasará mucho más tiempo para que su pésimo juego le pase factura. Ayer bastó con que Tsartas, dueño y señor de las jugadas a balón parado, colocara el balón mediante una preciosista parábola con su sello personal en la red de Bizarri.Mientras, el Madrid escapó de nuevo de la debacle gracias a la consistencia de sus jugadores emblema. Raúl, en una jugada muy discutida por posible fuera de juego tanto de Anelka como del autor del tanto, convirtió el taconazo de Seedorf en la tabla de salvación de su equipo y, por el momento, de su entrenador. Y es que, con un fútbol tosco y posiblemente con el peor juego que se le ha visto en lo que va de temporada, el Sevilla no tuvo problema alguno para contener al Madrid. Un Madrid que controló el balón, pero nada más. El Sevilla renunció a la pugna a la vista de que el Madrid sí, tenía el balón y lo movía, pero sin ningún tipo de orden o criterio. Las coreadas deficiencias del juego madridista se dejaron ver ayer como nunca.

SEVILLA 1

REAL MADRID 1Sevilla: Valencia; Prieto, Hibic, Tabaré; Héctor, Francisco, Podestá (Olivera m. 90), Nando; Tsartas; Juan Carlos (Ángel m. 56) y Otero (Jesuli m. 76). Real Madrid: Bizarri; Karembeu (Raul m. 59), Geremi, Julio César, Hierro, Roberto Carlos; Seedorf, Helguera, Guti; Morientes (Savio. m. 53, Sanchís m. 67) y Anelka. Goles:1-0. M. 21. Tsartas, de falta. 1-1. M. 81. Seedorf pasa de tacón a Raulque marca sólo ante Valencia. Árbitro: Evaristo Puentes Leira (Colegio Gallego). Amonestó a Seedorf, Nando, Podestá, Helguera, Roberto Carlos, Tsartas, Héctor y Juan Carlos. Unos 40.000 espectadores en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Terreno de juego en buenas condiciones.

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Goleada sospechosa.
Tsartas o la precisión del tiro de falta

El Madrid no inquietó a su rival. Fue incapaz. Morientes y Anelka pasaron de la desesperación al hastío conforme avanzaba el partido porque su presencia en el césped empezaba a ser meramente testimonial. Ni tres balones pudieron disfrutar. Y no sacaron beneficio alguno de los que gozaron: primero Anelka cabeceó desviado un balón que le cruzó Seedorf, y después Morientes encaró manso a Valencia. Con el Madrid negado y el Sevilla obtuso, el partido entró en la dinámica de ver quién fallaba antes y si se podía sacar algún provecho de esos errores. Y el que más falló fue el Madrid, que conforme se acercaba el descanso iba desdibujándose, con distancias abismales entre sus líneas, creando un gran vacío en el centro del campo, que fue tomado sin ninguna oposición por Héctor, Francisco y Otero para armar los fulgurantes ataques sevillistas. Toshack no consiguió ayer pergeñar una mínima solución al mal endémico que consume al Madrid.

La superpoblada zaga dispuesta por el galés pasó por los mismos apuros que atraviesa desde no se sabe ya cuando. Tsartas, algo incómodo al tener que escorarse hacia la banda derecha, y Héctor descubrieron que la vía rápida hasta Bizarri pasaba por aprovechar la desaplicación de Karembeu, aunque después tuvieran que batirse con el omnipresente Roberto Carlos. También la cada vez más visible falta de reflejos de Hierro habilitó a Otero para asistir en un par de ocasiones a Juan Carlos y a Tsartas, solos ante Bizarri, que pudieron sentenciar antes del descanso.

Los cambios dispuestos por ambos técnicos en los primeros minutos del segundo periodo fueron agradecidos por la grada, cansada del recital de balonazos desnortados. La entrada de Savio por Morientes desatoró algo el juego madridista. Dotó el brasileño a su equipo de cierta claridad mental.Se empezaron a ver las primeras jugadas elaboradas del Madrid, pero tampoco depararon beneficios. Porque el Madrid volvió a evidenciar que la pegada, lo único que le sostenía, también le ha abandonado. El Sevilla salió crecido por el resultado y su juego mejoró lo preciso para contener sin excesivo esfuerzo. Marcos retiró a Juan Carlos y apuntaló a Ángel, otro centrocampista, para hacerse con la medular y ejercer una de sus principales armas: una presión constante que asfixia al rival más pintado.

Toshack retiró al inoperante Karembeu, y Raúl engrosó la delantera. La inesperada lesión de Savio, que apenas disfrutó de 14 minutos, fue subsanada por Toshack reforzando la defensa con Sanchis. Muchos cambios pero sin mejoría alguna. Anelka estuvo, lo intentó y ya está. Y una vez más, el galés acabó a manos de la calidad de sus estrellas para que le sacaran del entuerto que había creado. Y fue Raúl quien a punto estuvo de conseguirlo: mediada la segunda mitad, le ganó la espalda al siempre efectivo Hibic y encaró a Valencia en la única ocasión clara que tuvo el Madrid hasta ese momento. Asumida su incapacidad en ataque, Roberto Carlos recurrió a sus dotes de consumado atleta, con la inestimable ayuda de Julio César y Geremi, otros dos especialistas del derroche físico, y recondujo el juego del Madrid a la carrera alocada, en la que la testosterona manda y en la que no caben quebraderos de cabeza.

Y en una de esas subidas del esforzado brasileño llegó, una vez más la salvación para Toshack y para el Madrid. Sin mas elaboración que un taconazo de Seedorf a Raúl, que éste recoge y manda con habilidad al fondo de la red, el Madrid logró su sexto empate en nueve jornadas. Es decir, en la Liga de los tres puntos, el sexto día que no logró prácticamente nada

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