El dramatismo existe
Romanticismo con un punto de elegancia y regusto de decadencia. Son Tindersticks, una banda británica que hace de la melodía clave de distinción en la profunda voz de Stuart Staples, un hombre que haría bello hasta el adiós a un romance. Violines y delicadas orquestaciones mecen las melodías de este sexteto, cuyos discos no son los más aconsejables para un día marcado por la depresión. Pero no exageremos: la música de Tindersticks no es para cortarse las venas, sino para nadar en las aguas de un dramatismo que nunca llega a verter sangre. Entre otras cosas porque, de lo contrario, el Palau de la Música quedaría hecho unos zorros tras la actuación que Tindersticks ofrecen esta noche (22.00 horas), quizá la primera que presentan en Barcelona ocupando un recinto idóneo para una música que se debe escuchar solemnemente sentado.
Con cuatro discos de estudio en el mercado -el último Simple pleasure- como gancho de su concierto, Tindersticks se prefiguran como esa banda que ninguna alma sensible ha de desconocer. Monotemáticos en el cultivo de la balada, con un Stuart Staples que parece sufrir cuando canta -cuéntense las veces que, atribulado, se mesa el cabello en cada concierto- y una banda que milimetra los arreglos con espléndidas ejecuciones en directo, Tindersticks consiguen vencer la previsibilidad a la que conduce su sonido.
Y como aperitivo, más música para el dolor del alma con los estupendos Arab Strap, un cuarteto que sólo podía ser escocés y que a las 20.45 horas comenzará a desgranar las canciones de Elephant shoe, su más reciente trabajo.- L. H.
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