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FERIA DEL PILAR

Lentitud, fracaso y coraje

Lentitud, fracaso y coraje son tres rasgos que definen la actuación de cada uno de los tres diestros que formaban el último cartel de la feria zaragozana, enfrentados a seis ejemplares de Victorino Martín. Y hay que decir que la corrida, a pesar de que cuatro toros fueran aplaudidos en el arrastre, decepcionó un tanto. Veamos por qué. Primero: cumple en varas, aunque con poca codicia; humilla, pero se vence al final del muletazo. Segundo: dobla las manos y se cae; gazapea y se vence por el izquierdo. Tercero: remiso en ir al caballo; bueno para la muleta, humillando y repitiendo, con más claridad por el pitón derecho. Cuarto: se lo piensa mucho para ir al caballo, dobla las manos y embiste con nobleza, pero muy lentamente, en la muleta. Quinto: dobla las manos de salida, bueno, aunque algo corto de arrancada en el último tercio; no se pudo ver del todo por la inoperancia de su matador. Sexto: con buen tranco de lejos y en la media distancia, sobre todo por el pitón izquierdo; difícil por el derecho.Juan Mora comenzó de forma excelente su faena al primero, embarcando perfectamente las embestidas, pero la res fue acortando el viaje y el diestro abrevió. Al cuarto lo lanceó vistosamente a pies juntos y, después de un tercio de varas con un caballo imposible, brindó a su hermano Carlos, que acababa de colocar dos formidables pares de banderillas, y toreó con empaque, mando y, sobre todo, una extraordinaria lentitud, a tenor de lo que pedía el de Victorino. Faena de brillo algo intermitente, pero con momentos de una gran belleza. Y la música sin enterarse. Claro que, acordándonos de Bergamín, podría decirse que la música callada del toreo la había puesto Juan Mora.

Victorino / Mora, Caballero, Liria

Toros de Victorino Martín, con las hechuras de su encaste; cumplidores en varas; tres, flojos; ninguno rompió en la muleta.Juan Mora: estocada desprendida y dos descabellos (ovación); estocada desprendida (oreja). Manuel Caballero: estocada tendida -aviso- y cuatro descabellos (ovación); pinchazo hondo, media y dos descabellos (bronca). Pepín Liria: estocada corta (oreja); pinchazo tendido y bajonazo delantero (ovación). Plaza de Zaragoza, 17 de octubre. 9ª y última corrida de feria. Más de tres cuartos de entrada.

La faena de Caballero al segundo fue muy larga, tardando mucho en acoplarse a la embestida, lo que consiguió casi al final del trasteo, en una buena serie con la zurda. Al quinto lo banderilleó formidablemente José Antonio Carretero, y no se sabe qué es lo que le vio Caballero para que de los 30 muletazos que le dio, ninguno fuese lucido ni confiado. El torero de Albacete pareció del todo incómodo y arriesgó muy poco ante este victorino que no transmitió al respetable ningún peligro especial. La bronca fue de las de hace 20 o 30 años en este mismo coso.

Pepín Liria, en cambio, fue un modelo de coraje y pundonor. Aguerrido, mandón y fajándose con el tercero, en un auténtico toma y daca por el único pitón posible, el derecho. Además, mató arriba, lo cual ya casi es noticia. La oreja fue justa y también la compensación de la segunda, que en la anterior feria pilarista le negaron después de un heroico trasteo ante un fiero ejemplar de Cebada Gago. Al sexto lo lanceó valeroso y asentado. Con la muleta había que torear en la media distancia y no dormirse al final del muletazo. Eso es lo que hizo Liria con mucho valor, en un corajudo trasteo, al final del cual se le fue la mano en una estocada baja.

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