La confusión preside las I Jornadas de Cómic de Valencia
Las primeras Jornadas de Cómic de Valencia han nacido en un clima de confusión Algarabía, es más bien la definición que podría describir este encuentro de dos días que concluyó ayer, organizado por la asociación de otakus (fans del cómic japonés y niponófilos en general) denominada Tamashi. El emplazamiento fue el primer golpe: los locales cedidos por la falla Pérez Galdós-Jesús-Maestro Sosa, y la misma calle de Lladró i Mallí, cortada para la ocasión.El anunciado homenaje a José Sanchis, el clásico autor valenciano que tras años en el olvido es ahora reivindicado por todo el mundo no se pudo practicar, ya que por motivos de salud el dibujante y autor de Pumby no pudo acudir.
La mera voluntad, por buena y poderosa que sea, suele ser parco bagaje para llevar a cabo acto alguno, pero es que en este caso el desastre venía mascándose desde antes. Los carteles anunciaban un karaoke friki que, explicado y traducido, venía a ser un karaoke con canciones de películas de dibujos animados japoneses que adolescentes enajenados de vergüenza y tono musical pertrechado sobre un escenario propio de la falla que prestaba el local.
Las mesas redondas estaban anunciadas sin decir nada acerca de los participantes, y el concurso de dibujo de comics realizados allí mismo dejaba bastante que desear: apenas se trataba de mesas, sillas y papel en un local acondicionado con esfuerzo y material prestado.
Con todo, la emisora de Radio 93.1, Bancaixa y el Ayuntamiento de Valencia habían colaborado y colocado un logotipo en tan caótico enredo de una manera inexplicable.
Dos centenares de jóvenes
El presidente de la asociación Tamashi, el jovencísimo Jesús Mazcuñán, afirmaba que "hay que tener en cuenta que el presupuesto ha sido prácticamente cero, y casi todo se ha realizado con el esfuerzo de nuestros socios". Tamashi, como se pudo comprobar allí, es una reunión de un par de centenares de adolescentes aficionados al cómic y , en concreto a la animación japonesa, que ha crecido rápidamente durante el último año.
Tras ellos, y como alma en la sombra, la editorial Berserker, que contaba con varios miembros en la organización y ha mostrado desde el principio su respaldado a la iniciativa de los jóvenes valencianos, "Es la primera prueba, se ha preparado todo en menos de dos meses", se disculpaba Ramón Almagro, representante de la editorial.
Con todo, la experiencia no fue todo lo terrible que hubiese resultado de ser un gran éxito de público, ya que la ausencia de información, lo inadecuado de los locales, el sonido del karaoke y lo dantesco del concurso de dibujo de comics podían haber acabado con la paciencia de más de uno.
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