Coartada
La alarma social se ha convertido en la coartada para el crimen perfecto. Cuando sucede cualquier catástrofe en algún lugar del planeta, habitualmente causada por una peligrosa combinación de estupidez y afán de enriquecimiento, las autoridades se lanzan a los medios para tranquilizarnos, para decirnos que eso aquí no podría pasar nunca. Nos tratan como a niños pequeños a los que no se debe asustar y que es mejor que no sepan.Eso ha pasado tras el accidente nuclear en Japón. A fin de no causar alarma social, los directivos de empresas estatales del ramo afirman con rotundidad que ese tipo de accidente no podría suceder en España. Y nadie recuerda nuestra larga lista de incidentes y accidentes, desde las bombas de Palomares hasta el grave accidente en Vandellòs en 1989. Producir energía nuclear es un riesgo que corremos, y del que no nos preocuparemos mientras no exista una cierta alarma social. Lo triste es que nos alarmaremos sólo si ocurre un accidente en la central nuclear que tengamos más cerca. Un poco tarde.- . .
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