Los Roslis muestran su deuda con Ramones y Numidia opta por el mestizaje
Año y medio después de debutar con un compacto de punk pop desenfadado, el conjunto pamplonés Los Roslis ha profundizado en la senda de dicho estilo con la edición de su segundo disco. El elepé iba a llamarse en principio Venimos a Madrid para que nos fiche una compañía, pero al final se titula Surfinvertederos (Desobediencia Records) y en su portada posa el trío con patines, tablas de planchar y señales de tráfico bajo el brazo, a la manera de los surfistas.El sentido del humor del que hacen gala en el diseño del álbum se transmite a unas letras chistosas en castellano propias de guiones de tebeos; un despliegue de imaginería de serie B (alienígenas, mutaciones) aderezado con detalles más castizos, como los ligones de discoteca o los domingueros. "Para reivindicar cosas ya están los partidos políticos, las asociaciones de vecinos y los clubes de fútbol", matiza el guitarrista Unai Amezketa, aludiendo a la ausencia de contenido político o social en sus textos.
En el aspecto estrictamente musical, lo suyo es punk rock y punk pop ejecutado a la carrera y adornado con voces escuela California, lo que ellos llaman jocosamente "punk rock galáctico-playero frenesí". Una propuesta influida claramente por Ramones y Los Nikis (sus émulos hispanos, conocidos como los Ramones de Algete), aunque también adaptan un tema de Pansy Division y recuerdan a Nofx en el arranque de La noche inventada y a los Siniestro Total más cafres en Tragedia familiar.
"Todos teníamos nuestros grupos aparte y esto fue un poco para acabar con el aburrimiento. Decidimos hacer algo que nos permitiera sobrarnos un poco más en un momento dado, echar unas risas. No todo va a ser seriedad". Así explica Amezketa el origen de un trío formado hace tres años y que recientemente se ha visto ampliado a cuarteto con la incorporación del guitarrista de Acustic Jam, "por darle un poco más de fuerza al tema".
Un álbum en tres idiomas
Mucho más ecléctica que la música de Los Roslis es la que ofrecen los también navarros Numidia. El grupo de Tudela, compuesto por diez músicos que manejan instrumentos tan variados como la gaita, la txirula y el cajón flamenco, acaban de estrenarse con Nómadas (Gor), un elepé cofinanciado por la Unión Europea y el Gobierno de Navarra.
El álbum, cantado en castellano, euskera y bereber, exhibe rasgos arábigos, flamencos y otros propios del folclore navarro en un original ejercicio de mestizaje. Una mezcla cultural que preconizan más allá de lo musical: "Tan importante como hacer música es aportar nuestro grano de arena de cara a conseguir la ruptura de esas barreras que, todavía hoy, en puertas del tercer milenio, niegan la igualdad de todas las personas, independientemente del color de su piel, procedencia, religión y condición social", indican en el cuadernillo que acompaña al disco.
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