Al menos 26 muertos en el choque de dos trenes junto a una de las mayores estaciones de Londres
Al menos 26 personas perecieron y unas 160 resultaron heridas ayer en Londres cuando dos trenes de pasajeros chocaron poco después de las ocho de la mañana cerca de la estación de Paddington, al oeste de la capital. La violenta colisión hizo estallar los depósitos de combustible de los trenes, lo que provocó un incendio del que muchos pasajeros no lograron escapar, vencidos por el humo y las llamas que lo invadían todo. Se trata del peor accidente ferroviario del Reino Unido en una década, y los bomberos, que suspendieron la búsqueda de cadáveres al llegar la noche, temen que la cifra de muertos aumente hoy.
Eran las 8.11 de la mañana cuando un convoy de la compañía Great Western Trains con seis vagones, que se se dirigía a la estación de Paddington desde la ciudad de Cheltenham, al noroeste de Inglaterra, inició el cambio de agujas, una maniobra que pocos segundos después le hubiese puesto a salvo del desastre. No tuvo tiempo. Apenas iniciado el desvío fue embestido por un tren con dos vagones de la compañía Thames Trains que salía de Paddington con rumbo a Bedwyn, al sur del país, y que tan sólo había recorrido tres kilómetros.Hasta anoche, las autoridades no habían establecido la causa del accidente, aunque la compañía Railtrack, responsable del funcionamiento de las estaciones y vías férreas británicas tras su privatización por el anterior Gobierno conservador, reconoció su culpa. "La industria ferroviaria acepta toda la responsabilidad por este espantoso accidente", aseguró la empresa en un comunicado.
El hecho de que los trenes utilizasen combustible empeoró las cosas. Inmediatamente después de la colisión se produjo un incendio del que los pasajeros trataban desesperadamente de escapar, en medio de un espeso humo y de fuertes llamas. Los que no lo consiguieron quedaron atrapados dentro de los vagones, mientras los que habían logrado escapar trataban de romper en vano las ventanas para liberarles, al tiempo que escuchaban sus gritos de agonía, según relataron algunos supervivientes.
Con la frente ensangrentada, Mary Curtis, una mujer que trabaja como secretaria en un banco de la City, narró entre sollozos el acontecimiento mas dramático de su vida. "Leía el periódico, como siempre, mirando de vez en cuando el reloj. Luego me vi catapultada contra la ventana. Perdí el conocimiento. Me despertó el olor de humo y los gritos de los pasajeros. Todo el mundo quería salir del vagón. Había un atasco y me abrí paso a codazos. Vi el tren. Parecía un acordeón".
Los bomberos tuvieron que trabajar con grandes sierras mecánicas para penetrar entre los hierros retorcidos de los dos trenes, donde quedaron atrapados unos cien viajeros.
El accidente se produjo exactamente en el mismo tramo donde hace dos años otra colisión causó siete muertos y unos 150 heridos, lo que pone de relieve, según diversas organizaciones que critican el creciente deterioro de los ferrocarriles británicos, el nivel de peligro que se ha alcanzado por la falta de mantenimiento y de inversiones en seguridad. La privatización dividió a la estatal British Rail en 26 compañías: Railtrack, encargada de manejar las estaciones y las vías, más 25 empresas que poseen los trenes.
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