El buque en el que murieron seis rumanos "sin papeles" en Sevilla tenía dos antecedentes por tráfico de inmigrantes
El buque de bandera chipriota atracado en Sevilla en cuyas bodegas fueron hallados el pasado viernes los cadáveres de tres mujeres y tres hombres de nacionalidad rumana ya había protagonizado al menos un par de atestados policiales relacionados con polizones. Los cuerpos de los seis sin papeles estaban sepultados por toneladas de pipas de girasol, carga que transportaba el barco.En primavera de 1998, el Evangelia III atracó en Motril (Granada) con dos pasajeros clandestinos a bordo. El carguero procedía del puerto de Orán y su capitán avisó inmediatamente a las autoridades españolas de la presencia de los polizones, de nacionalidad argelina. Los inmigrantes rompieron el cristal del camarote en el que quedaron confinados y se arrojaron al mar. La policía rescató a uno, del otro nada más se supo.
En junio pasado, el buque llegó a Castellón procedente de Argel y se repitió la operación: el capitán informó a las autoridades de que llevaba un par de polizones a bordo. Sin embargo, horas más tarde, la Guardia Civil descubrió por las dársenas del puerto castellonense a 12 argelinos que aseguraron haber llegado a España a bordo del Evangelia III.
El buque zarpó entonces hacia Barcelona y el caso se trasladó a un juzgado de esa ciudad. El juez estimó que el testimonio de los doce supuestos polizones no servía para incriminar al capitán o la naviera Berge Marítima, ambos originarios de Grecia, y cerró la causa.
En el caso de los seis polizones muertos en la travesía del puerto rumano de Constanza a Sevilla, el juez decidió ayer dar permiso al carguero para zarpar. El capitán y el primer oficial del buque siguen en libertad condicional. Al ser de un país miembro de la UE, se cree que será fácil localizarles si de la investigación se desprende un posible delito.
Lo difícil ahora es la identificación de los cadáveres. Desde la Embajada rumana se subrayaba ayer que se hallaron ocho documentos de identificación para seis cadáveres. Se sospecha que se trataba de papeles de parientes a los que tenían previsto traer a España. Eso explicaría los certificados de nacimiento de tres jóvenes de entre 13 y 20 años, edades que no se corresponden con los cuerpos de las tres fallecidas.
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