Control
JUANJO GARCÍA DEL MORAL Los peatones de Vila-real tendrán controles de alcoholemia. El escueto despacho de agencia que da cuenta de tal novedad añade que la iniciativa ha partido de una asociación local de la liga antialcohólica y que contará con la colaboración de los policías locales de la ciudad castellonense. Y cita los lugares en los que serán situados tales controles, aunque no especifica si los distintos emplazamientos han sido elegidos por la cercanía de un colegio, de un club de jubilados, del Ayuntamiento, o de un convento. Con esta medida, los transeúntes podrán conocer al instante su grado de alcoholemia, para hacerse una idea de la que les podría caer encima si en ese momento se encontraran al volante de un vehículo. Eso sí, nadie será obligado a soplar, puesto que los controles serán voluntarios. Sólo faltaría que al volver a casa andando, y cargado, después de la juerga, tuviera uno que estar al tanto, acechando las esquinas, para sortear tales controles. A saber lo que podría pasar si sale positivo. ¿Multa? ¿Retirada del carné? ¿Sería retenido el personal en la acera sin dejarle proseguir su camino a casa hasta que se le pasara la curda? Añade la citada nota de agencia, como para justificar tal iniciativa, que en Vila-real, con algo más de 41.000 habitantes, hay más de 4.000 alcohólicos, pero que son muchos más -casi el triple- los que tienen problemas con el alcohol. Así, según la asociación que ha promovido la medida, más de una cuarta parte de la población podría dar positivo en un control. Y eso en un día normal. Imagínense durante las fiestas patronales. Menudo peligro. Porque, verdaderamente, los peatones borrachos constituyen un peligro. Va uno tranquilamente con su coche y de repente le sale por la izquierda, a toda velocidad y haciendo eses, un peatón que se ha saltado el semáforo en rojo y que, además de andar sin casco, no lleva abrochado el cinturón de seguridad. Probablemente, tampoco tendrá seguro a terceros, ni habrá pasado por la ITV. Y encima borracho. Sin embargo, ¿quién la paga? El sufrido conductor, claro está.
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