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Cárdenas se lanza a la lucha por la presidencia mexicana

Juan Jesús Aznárez

El candidato a la presidencia de México por el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) en las elecciones del 2000, Cuauhtémoc Cárdenas, abandonará la jefatura del Distrito Federal, para dedicarse por entero a la campaña, sin haber podido convencer a los habitantes de la ciudad más poblada del planeta, y a sus electores, de que la delincuencia tiene sus días contados. En su último informe después de veintiún meses como alcalde de Ciudad de México, Cárdenas destacó que ha detenido el crecimiento del crimen y los cuerpos policiales encargados de combatirlo son más honrados.Los logros no son suficientes, a juzgar por las encuestas adversas y críticas encajadas por el hijo de uno de los presidentes más queridos, el general Lázaro Cárdenas. El comentarista del diario Reforma Germán Dehesa escribe: "Usted se va; nosotros nos quedamos a que nos sigan vejando. Me pregunto: ¿cuántos de los que votaron por usted en el DF (Distrito Federal) lo harán para que usted sea presidente? No lo sé. De lo que estoy seguro es que yo no". Administrar una capital con más de 23 millones de almas no es tarea sencilla. En lo que va de año fueron denunciados 670 delitos diarios, entre ellos tres asesinatos.

Las cifras aportadas por Cuauhtémoc Cárdenas, que atribuye al aumento del desempleo y a la caída de los ingresos familiares parte de las culpas son éstas: la criminalidad se duplicó en el Distrito Federal entre 1994 y 1997, año en que se denunciaron 720 delitos por día. "Si este crecimiento hubiera seguido ese mismo ritmo hoy se denunciarían más de mil delitos diarios. Se ha contenido esa explosión criminal y se empezó a revertir la tendencia".

Impunidad

La tendencia decreciente venía ya observándose en la última administración, dirigida por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), 70 años al frente de la presidencia de la república, responden detractores oficialistas.

Otras estadísticas ponen los pelos de punta: sólo en un 8% de los 200.000 procesos abiertos en 1988 en la capital se actuó penalmente y el 95% de los delitos registrados en México queda impune. Muchos de ellos no se denuncian porque las víctimas temen quedar atrapadas en una maraña burocrática desesperante o sospechan que la policía al cargo de las pesquisas es cómplice en la comisión del delito. Cárdenas ha depurado a cientos de funcionarios, pero los males son muy profundos y las purgas apenas son percibidas por la mayoría de la población. De todas formas, el aumento de los presos crea un problema de hacinamiento carcelario, pero parece indicar que la persecución es más activa. De 10.000 reos en las prisiones del Distrito Federal se ha pasado a 18.000.

Los políticos piden tiempo y paciencia. La hegemonía del PRI durante siete decenios no parece haber sido suficiente y el PRD se cuelga de los fracasos anteriores para justificar los suyos.

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