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FÚTBOL Quinta jornada de Liga

El Numancia ridiculiza al Depor

El equipo soriano dejó al descubierto los defectos de los gallegosDEPORTIVO 0 NUMANCIA 2

Xosé Hermida

El Deportivo perpetró una patochada monumental, una exhibición de despropósitos que Riazor tardará en olvidar. Los olés del público al final del partido jaleando los toques del Numancia fueron la grotesca culminación de una tarde repleta de detalles grotescos. El Deportivo sufrió algún que otro infortunio, como el penalti fallado por Djalminha en la segunda parte, pero ninguna excusa puede mitigar el infame desempeño del equipo de Javier Irureta, un compendio de todos sus defectos elevados a la máxima expresión. El Numancia logró con una facilidad sorprendente su primera gran hazaña del campeonato. No necesitó más que apretar las filas en su populosa defensa y cazar un par de contragolpes.No hay trago más amargo que cuando te hacen probar a la fuerza tu propia medicina. Y eso le ocurrió ayer al Deportivo, tan ufano tras haber logrado un puntito la jornada anterior en el Bernabéu con un cerrojo de esos que ya no se ven desde que el mítico Maguregui se jubiló como chófer de autobús. Andoni Goikoetxea debió de tomar nota y le devolvió la jugada a los blanquiazules en su propia casa. De hecho, Goikoetxea pareció copiar al milímetro el insólito dibujo táctico que había planteado Irureta en Chamartín: nueve hombres para defender y el restante, a pelearse en solitario con la defensa rival.

Deportivo: Songo'o; Scaloni, César, Schurrer, Romero; Víctor (Turu Flores, m

46), Jaime (Jokanovic, m. 85), Mauro Silva, Djalminha; Makaay y Pauleta (Manuel Pablo, m. 82).Numancia: Núñez; Belsué, Jaume (Eleder, m. 76), Muñiz, Iván Rocha, Octavio; Morán, Popescu (Castaño, m. 70), Nagore, Pacheta; y Barbu (Morales, m. 56). Goles: 0-1. M. 42. Popescu, a centro de Pacheta. 0-2. M. 85. Morales remata a placer anticipándose a toda la defensa del Deportivo. Árbitro: Díaz Vega. Amonestó a Scaloni y Núñez. Unos 20.000 espectadores en el estadio de Riazor.

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Ante semejante trinchera, el Deportivo demostró lo que le cuesta jugar cuando el partido le impone la obligación de tomar la iniciativa. Los gallegos se emplean con una parsimonia irritante. Su fútbol suele reducirse a un estéril y tedioso tuya mía en el centro del campo, donde lo único que consiguen es ralentizar el juego y dar tiempo a que el rival acomode su defensa. En el libro de instrucciones del Deportivo, el capítulo dedicado al desmarque permanece en blanco. Cuando uno de sus futbolistas coge la pelota, los demás se limitan a quedarse quietos esperando que se la den al pie. Ayer, por encima, las bandas fueron terreno vedado. Hasta los infantiles de primer año saben que ante un equipo muy cerrado hay que intentar tocar rápido, moverse sin pausa y buscar los costados. Pero el Deportivo se empeñó en jugar a ritmo de tortuga avejentada y en penetrar por el centro. Es decir, un puro disparate.

Al Numancia no le cabía la camisa en el cuello del miedo con que saltó a Riazor. No sería justo reprochárselo, porque bastante ha hecho este equipo estando donde está. Pero del Deportivo lo único que asustaba era el nombre, porque en cuanto los dos conjuntos se pusieron a jugar se vio que los gallegos eran mansos como un corderito. El Numancia se fue sacudiendo sus temores, empezó a aventurarse al contragolpe y, cerca del descanso, capturó el gol en un centro de Pacheta bien rematado por Popescu.

Irureta intentó lanzar al equipo tras el descanso con la incorporación de Turu Flores, que permitió el inusual espectáculo de ver al Deportivo jugar con tres delanteros. Para ello, el técnico prescindió de los interiores y dejó toda la banda para que subieran los dos laterales. Ni Romero ni Scaloni supieron cumplir esa misión, y el Deportivo fue aún peor que el de la primera parte. En realidad, por insólito que parezca, el Numancia vivió el segundo tiempo instalado en la placidez, porque el Deportivo se anulaba a sí mismo en cuanto sentía la presencia del área rival. El único sobresalto para los visitantes fue un penalti que Núñez, magnífico toda la tarde, detuvo a Djalminha, habitualmente infalible en esa suerte.

A partir de ese momento, Riazor comprendió que el destino de los suyos estaba decidido. El Deportivo se ofuscó cada vez más, al mismo tiempo que los contragolpes del Numancia se iban tornando más peligrosos. En uno de estos, Morales -puede que en fuera de juego, pero para el caso es lo de menos- se anticipó a toda la defensa y batió tranquilamente a Songo"o. La mitad del estadio se levantó y se fue. La otra mitad se entregó a las protestas, con silbidos y algún que otro pañuelo. Los esforzados chicos del Numancia se tendieron sobre el césped para fundirse en un abrazo colectivo y disfrutar de su merecida proeza.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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