Un penalti salva al Mallorca
El equipo balear logra doblegar al Athletic en el último minuto
El Athletic no se siente cómodo ante el Mallorca. No importa que Son Moix haya tomado el relevo del viejo Luis Sitjar, ni que el campo sea más amplio y las gradas estén separadas por una pista de atletismo. Los rojiblancos pierden los papeles en sus visitas a Palma de Mallorca, y nadie sabe por qué. Así ha venido ocurriendo en las dos últimas temporadas, donde los leones han encajado diez goles dejando una imagen lamentable, agravada el pasado año con una horrorosa indumentaria -pantalón y medias verdes- que avergonzó a la afición bilbaína.Ayer fue distinto, porque al menos salvó la cara. Tuvo el empate en sus manos (min. 86), pero le condenó un penalti absurdo en la última jugada del partido, que no vio Luis Fernández porque había sido expulsado poco antes.
MALLORCA 2
ATHLETIC 1Real Mallorca: Burgos; Olaizola, Siviero, Nadal, Miquel Soler; Lauren, Engonga, Ibagaza, Francisco Soler (Luis Carreras, m. 71); Stankovic (Niño, m. 71) y Carlos (Diego Tristán, m. 85). Athletic de Bilbao: Imanol; Alkorta, José Mari, Ferreira; Larrainzar (Javi González, m. 46), Larrazabal (Lacruz, m. 46), Edu Alonso, Carlos García, Felipe (Ezquerro, m. 82); Urzaiz y Etxeberria. Goles: 1-0 . M. 8. Carlos, de cabeza, a la salida de un saque de esquina. 1-1. M. 86. Etxeberria, tras fallo de Burgos. 2-1. M. 90. Diego Tristán, de penalti. Árbitro: Turienzo Álvarez. Expulsó por doble amonestación al técnico del Athletic, Luis Fernández. Amonestó a Olaizola, Ferreira, Etxeberria, Alkorta, Javi González, Urzaiz y Jose Mari. Unos 20.000 espectadores en Son Moix.
Apenas transcurría el minuto 8 y se produjo la primera cantada de la defensa visitante. A la salida de un córner, se coló por el medio el jugador de estatura más reducida del Mallorca, Carlos, para conectar un cabezazo inapelable. Otra vez, los viejos fantasmas del pasado se cruzaban en el camino de los hombres de Luis Fernández, y de nuevo, tenían que lidiar ante el peor rival con el marcador en contra.
Intimidación
El sistema 3-5-2 del Athlétic en Son Moix le sirvió para aguantar el chaparrón, pero nunca para poner en aprietos al Mallorca. Como en anteriores ocasiones, el equipo de Fernández no se desplomó con el primer gol ni dio las facilidades para irse al descanso con un marcador de escándalo. Al contrario, planteó un partido trabado, de alta intensidad y con la pierna en alto para marcar el territorio, como lo hizo Paxti Ferreira en varias ocasiones con Carlos Domínguez. Las entradas intimidatorias del central rojiblanco le granjearon las antipatías del público, que pidió su expulsión con insistencia en el minuto 39, cuando propinó una terrible patada al delantero mallorquinista.
El Athletic tampoco tiene suerte en la capital balear. En el minuto 38, el árbitro no sancionó un claro penalti cometido sobre Edu Alonso. Además, varias internadas de Joseba Etxeberria con claro peligro de gol acabaron en las manos del Mono Burgos, que se permitió el lujo de detener un lanzamiento con una sola mano en el minuto 25.
Fernández apostó por Lacruz y Javi González en la segunda parte, y una clara vocación ofensiva. El Athlétic dubitativo pasó a la historia y emergió otro, más ambicioso, más vertical, bien situado y con las ideas muy claras. El Mallorca se confió a la solidez de Nadal y Siviero en el centro de la zaga, y también a los contragolpes veloces de Carlos y Stankovic. Pero, a medida que pasaban los minutos aumentaba la intranquilidad en las filas rojillas.
El partido se podía decidir en cualquier jugada y muy recientes están los recuerdos de los tres encuentros (Real Madrid, Rayo Vallecano y Real Sociedad) perdidos por el conjunto balear en los últimos instantes.
Así se llegó al final del encuentro, sufriendo en todas y cada una de las acciones. Por ello, no extrañó el gol marcadopor Etxeberría (min. 86), porque ese parece ser el sino mallorquinista esta temporada. Pero cuando todo parecía perdido, llegó el penalti salvador transformado por Diego Tristán. El Mallorca pudo, por fin, celebrar una victoria en los instantes finales.
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