Lucha abierta en Extremadura

De los congresos regionales que se desarrollan este fin de semana destaca la lucha abierta por el control del poder en el PP de Extremadura. Juan Ignacio Barrero fue nombrado presidente del PP extremeño en 1993, precisamente para sustituir a Luis Ramallo, al que se identificaba como la vieja guardia que jamás derrotaría al socialista Juan Carlos Rodríguez Ibarra. La apuesta de Aznar por Barrero, al que en 1996 nominó presidente del Senado para sorpresa inicial de todos los presentes en aquel Comité Ejecutivo Nacional, ha fracasado dos veces en las urnas. El pasado junio, la candidatura autonómica de Barrero perdió incluso una media de cinco puntos con respecto a otras listas de su partido votadas ese mismo día, como eran las municipales y la candidatura al Parlamento Europeo, encabezada por Loyola de Palacio. Con los votos que recibió De Palacio, el PSOE no habría logrado mayoría absoluta en las autonómicas. En la propia tierra natal de Barrero, Mérida, el alcalde popular, Pedro Acedo, consolidó con mayoría absoluta un Gobierno hasta entonces en minoría. El socialista Rodríguez Ibarra también vapuleó electoralmente a Barrero en Badajoz y en Don Benito, con alcaldes populares.Éste es el análisis que el propio Acedo y Ramallo se hacen para considerar que el PP extremeño necesita relevar a Juan Ignacio Barrero. Ambos se animaron para presentar sus opciones al congreso regional. Ramallo no quiso dar la cara, pero asesoró a Acedo. Y le avisó de que el equipo de Barrero, respaldado por Aznar, la cúpula del PP y por el delegado del Gobierno, Óscar Baselga, podía jugar sucio en los preparativos del cónclave. Ahora ambos denuncian que el partido que se disputa hoy en Cáceres está amañado.