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FÚTBOL Primera División

Balaídos alumbra un líder inédito

El Rayo Vallecano logra ante el Celta su cuarta victoria consecutiva en los cuatro partidos disputados

Balaídos presenció ayer el nacimiento de un nuevo líder; un líder inédito que en cuatro jornadas ha puesto en entredicho todos los prejuicios de la multimillonaria Liga española. No es ni el Madrid ni el Barcelona, ni siquiera el Valencia o el Atlético de Madrid. Se trata del Rayo Vallecano de Juande Ramos, un grupo forjado en Segunda División y dirigido por un técnico semidesconocido. Un equipo que acaba de ascender a Primera Divisióny que no ha deslumbrado con fichajes increíbles.Mientras los candidatos transitan a trompicones, el equipo de Vallecas sumó ayer su cuarta victoria consecutiva, un registro incontestable.

No triunfó en Vigo el mejor fútbol del campeonato, pero para poner ladrillos no se necesitan arquitectos. El oficio del nuevo líder resultó deslumbrante. Aguantó durante casi una hora al Celta, un grupo autocomplaciente que vive de sus destellos. Tocó y tocó la pelota el equipo de Víctor Fernández, que por momentos pareció rehabilitarse de su decepcionatne inicio de campeonato. Y cuando vio que las dudas asaltaban a los de Vigo le hincó el colmillo en el cuello. Y ya con el Celta atolondrado, los obreros se permitieron las alegrías que concede encabezar una clsasificación tan competitiva. La confianza, la autoestima, dan esos privilegios.

CELTA 0 RAYO VALLECANO 1

Celta: Dutruel; Velasco (Celades, m. 62), Cáceres, Djorovic, Juanfran; Giovanella, Makelele; Karpin, Mostovoi (Kaviedes, m. 50), Gustavo López; y Turdó.Rayo Vallecano: Keller; Estibariz, Cota, Hernández, Alcázar; Ferrón (Clotet, m. 60), Luis Cembranos, Poschner, Llorens; Michel II (Pablo Sanz, m. 88) y Canabal (Bolo, m. 50). Gol: 0-1. M. 65. Bolo remata en el área pequeña a la salida de un córner. Árbitro: Rodríguez Santiago. Mostró tarjetas amarillas a Ferrón, Turdó, Cota, Michel II, Jorovic, Kaviedes y Giovanella. Expulsó con roja directa a Cáceres en el minuto 80. Unos 20.000 espectadores en el estadio de Balaídos.

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Cierto que el equipo de Balaídos obligó al guardameta Keller a trabajar a destajo en los minutos finales, pero para trabajar es para lo que ha ingresado el Rayo en Primera División.

La mejor noticia que encontró ayer el Celta se llama Giovanella. El brasileño le levantó el puesto a Celades, y el equipo de Victor Fernández se pareció por momentos al que fue en su día: la temporada pasada o este mismo verano. Con Giovanella cobró sobre todo recuperación de balón, una faceta en la que el ex barcelonista cojea. Se acopló perfectamente a Makelele y el balón circuló con más criterio que en los cuatro partidos anteriores. También han recuperado los de Balaídos a Mostovoi, y con el ruso en el campo la mediocridad queda descartada. Fueron los primeros síntomas de que tal vez la pretemporada no fue un espejismo. Otra buena nueva fue el argentino Turdó, que en su debú dejó detalles que permiten intuir que se trata de un delatnero fuerte y participativo.

Pero le queda todavía al Celta mucho que mejorar para recuperar su autoridad El Rayo Vallecano le esperó con dos líneas de cuatro hombre smuy juntas y tuvieron que apelar los de Vigo al tiro lejano para apurar sus posibilidades.

La falta de entendimiento del portero Keller con sus centrales puso también en apuros a los de Vallecas, pero careció ayer el Celta de pegada. Fueron los únicos errores que se permitió el Rayo, un grupo consistente sin el balón y algo endeble en la primera parte cuando lo tuvo en sus botas. Su propuesta consistía en buscar los costados y suspender la pelota a la altura de Canabal.

Tan poco llegó a puerta antes del descanso que cuando Michel II le vio la cara de cerca al portero Dutruel no estaba preparado para la responsabilidad.

Tanto mal partido como ha jugado el Celta últimaente y tanto balón manoseado sin resultado fueron afeando su fútbol, y tuvo ojo el Rayo Vallecano, que adelantó su presión un puñado de metros y metió al equipo de Víctor Fernández en aprietos definitivos. La nueva situación la rentabilizó Bolo, que remató un córner en el corazón del área con una comodidad que no se permite ni en los entrenamientos.

El gol del Rayo Vallecano sembró el caos en el Celta, que perdió su configuración por obra de un revolucionario cambio sobre la marcha introducido por Víctor Fernández. Se le ocurrió al técnico aragonés retirar a Mostovoi, del que dependía su creatividad.

A partir de entonces llegaron los mejores momentos del conjunto de Juande Ramos y las más claras ocasiones del Celta. Pero con un fútbol deficiente, algo que comienza a enojar a un estadio acostumbrado al nirvana futbolístico como es Balaídos. Tuvo oficio el Rayo Vallecano, que explotó la escasa confianza del Celta en sus posibilidades. Entonces sí apareció el líder sobre el campo, un grupo que manejó el balón con un criterio que desesperó al Celta. De los destellos del grupo vigués salieron ocasiones que pudieron arrebatar el liderato a los madrileños, pero la agonía sólo vino a añadir un gusto a heroicidad a la gesta del Rayo Vallecnao, el nuevo líder de la Primera División.

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